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El volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, expulsa este viernes bolas de ceniza abrasivas al contacto con la piel. Esto es lo que se conoce como lapilli, un fragmento de piroclastos de muy pequeño tamaño (de dos a 64 milímetros) que emergen directamente de la boca eruptiva.
Este viernes 1 de octubre en La Palma, junto con la ampliación del delta, ha caído una potente lluvia de bolas pequeñas de ceniza como si fuera granizo. Este material incluso ha llegado a perforar el paraguas con el que protegen el equipo los periodistas ubicadso en el mirador de Tajuya.
Este fenómeno, según explica Lorenzo Pasqualini, geólogo de Meteored, es lo que conocen como lapilli, que son un tipo de piroclastos que expulsa el volcán. Por la boca eruptiva puede salir desde ceniza hasta grandes rocas que los vulcanólogos llaman «bombas».
«Los fragmentos expulsados por un volcán en erupción se llaman en general piroclastos. Estos pueden ser de distinto tamaño: el más pequeño es la ceniza; el ‘lapilli’ son como pequeñas piedras de entre 2 y 64 milímetros; de mayor tamaño ya se habla de ‘bloques’ y las piedras más grandes se llaman ‘bombas’, que son enormes rocas», explica el experto. También advierte de que los lapilli, también llamado picón en Canarias, «son peligrosos porque pueden ser abrasivos» y además alerta de que, en caso de una erupción masiva, «al acumularse en los tejados, pueden suponer un problema porque pesan y pueden conllevar a un derrumbe, pero solo si hubiera una cantidad muy grande porque son fragmentos muy ligeros».
Añade el experto que el lapilli es un material ligero y firme. Lo emplearon en la antigua Roma junto al hormigón para construir muchos edificios. «De hecho -pone de ejemplo-, la cúpula del Panteón, que sigue en pie casi dos mil años después de construirse en el centro de Roma, se realizó con hormigón mezclado con lapilli, porque era un material ligero que permitía que la cúpula no se derrumbase», cuenta este científico de origen italiano. El lapilli también ofrece información a los científicos sobre la evolución de la erupción volcánica, pues «está ligado a la composición del magma«. Si bien hay muchos parámetros que entran en juego. «Durante la erupción suele haber de todo», resume Pasqualini.
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