Científicos descrubren los alimentos que combatirán la pobreza y la desnutrición mundial.
Investigadores de la Universidad de Cambridge, sugieren en un estudio la rápida evolución que deben tener los suministros de alimentos por las afecciones que se tienen hoy en día por el cambio climático. La propuesta radica en innovar en un sistema alimentario de última generación con un ambiente monitoreado que genere nuevos alimentos reduciendo las enfermedades, y las plagas, cultivando: la comida del futuro.
Larvas de insectos, serían la comida del futuro
El estudio científico publicado por la revista Nature Food, llamado: «Alimentos futuros para dietas resistentes al riesgo» liderado por el investigador, Asaf Tzachor, sugiere como respuesta al alto porcentaje de desnutrición a nivel mundial, cultivar alimentos no tradicionales, como estudios previos lo han descrito, por ejemplo:
- Espirulina
- Larvas de insectos
- Microproteína
- Macroalga
La producción de estos alimentos se pueden cultivar en sistemas modulares.
Con esto, se buscaría la no dependencia de la cadena de suminsitro alimenticia, sino la descentralización y distribución local de cada comunidad generando estos alimentos, a lo que los científicos denominan: «redes alimentarias policéntricas«.
Estas redes prevalecen en la diversificación geográfica de la agricultura, reduciendo los riesgos del espacio y las crisis que se pueden presentar. La distribución de estas redes mitiga la problemática de desnutrición que se presentan en regiones remotas.
El trigo, el arroz, el maíz son susceptibles al medio ambiente. El artículo lo señala así:
«Los sistemas agrícolas convencionales de PSF, incluidos el trigo, el maíz, el arroz y la soja, son naturalmente susceptibles a presiones abióticas múltiples y no mitigadas, como la alternancia de factores edáficos y atmosféricos. Los factores estresantes bióticos, incluidos los ectoparásitos, endoparásitos y patógenos, amenazan aún más el rendimiento de los cultivos.»
El ganado, los cerdos, los pollos y todo este tipo de alimentos, también se encuentra en ciertas ocasiones vulnerables por su dependencia de las plantas vasculares. Además, el estudio plantea una nueva mirada con las dietas resistentes al riesgo, a lo que Tzachor, explica:
«definimos una dieta resiliente al riesgo como aquella consistente en la provisión de macro y micronutrientes esenciales ante perturbaciones, ya sean globales o locales, predecibles o repentinas.»
Artículos científicos
Este no es el primer artículo científico que divulga esta información sobre la comida del futuro. Esta investigación analizó más de 500 estudios que sugieren nuevos sistemas de cultivo, por ejemplo:
- Fotobiorreactores de microalgas
- Invernaderos de cría de insectos
Aunque estos espacios se ven de gran potencial, no se puede sobre estimar su potencial. Existen varias barreras que pueden frenar estos sistemas con gran proyección, no solo a nivel científico, sino también social y económico, el artículo lo describe así:
«A medida que los futuros sistemas de cultivo de alimentos se implementen más ampliamente, garantizar un suministro de energía confiable y constante se vuelve más desafiante. En muchas regiones, específicamente en las que atraviesan una crisis de hambre, todavía no se puede suministrar suficiente capacidad de producción de energía.»
Las barreras institucionales para la producción de los alimentos del futuro, limitarían esta innovadora propuesta, pues no serían asequibles para todos los países, su financiación y el conocimiento técnico, sería vital para su efectivo desarrollo. También se entiende que a nivel cultural, estos alimentos no son los más apetecidos por diferentes poblaciones.
El artículo concluye:
«Los sistemas alimentarios del futuro tienen el potencial de proporcionar una dieta saludable y más sostenible desde el punto de vista medioambiental, es decir, una que proporcione una nutrición esencial y equilibrada con un impacto medioambiental reducido. Dichos sistemas podrían proporcionar dietas resistentes, consistentes en el suministro de nutrición esencial frente a factores estresantes bióticos y abióticos agudos, así como trastornos institucionales.»
LEA TAMBIÉN