Anoche Navarra registraba dos terremotos leves de 4,4 y 4,6 de magnitud con epicentro en Lizoáin que sacudieron municipios de la Comunidad Foral. A lo largo del mes de septiembre, Navarra ha registrado más de 200 temblores, y 68 en la última semana.
Los expertos explican que no hay de qué preocuparse y que se trata de un enjambre sísmico.
¿Qué está pasando en Navarra? Anoche sus habitantes pudieron sentir dos grandes temblores cuyas réplicas se dieron hasta las 6 de la madrugada: llegaron a percibirse en Zaragoza, Huesca y La Rioja.
El Instituto Geográfico Nacional ha registrado dos la pasada noche, y 68 en la última semana. Más de 200 en el último mes.
Los científicos lo achacan a un proceso conocido como «enjambre sísmico», una sucesión de actividad sísmica que puede producir temblores durante días, semanas o meses: «No es la primera vez que ocurre en esta zona en las últimas décadas, y el origen de estos enjambres todavía está siendo discutido, ya que podría tener distintos orígenes y variar de una vez a otra», ha explicado el geólogo Nahúm Méndez.
A lo largo de la historia, en la península se han dado varios terremotos: en 1923 el Ayuntamiento de Pamplona tuvo que suspender los San Fermines por la actividad sísmica, y en 1982 hubo un terremoto entre Puente la Reina y Pamplona, y ya en 2013 hubo una crisis sísmica en El Perdón y Etxauri.
España es uno de los países con menos riesgo de sufrir un terremoto grave del mundo, pero sí es cierto que el sur de la península es más propenso a sufrir temblores: en 1884 el área de Arenas del Rey, en Granada, quedó devastado, y en la capital de Portugal hubo en 1755 un terremoto con origen en el Atlántico que dejó 100.000 muertos. Hace solo 9 años un terremoto dejó 9 muertos en Lorca.
«Sabemos que en la zona hay algunas fallas activas, los accidentes geológicos donde se producen los terremotos, y que están relacionados con la colisión entre África y Eurasia, ya que muy cerca del epicentro de los terremotos se encuentran los Pirineos, formados precisamente por esta colisión, y cuando ocurren estos choques a gran escala, la transferencia de los esfuerzos puede llegar muy lejos de donde se produce precisamente esta colisión«, ha explicado el geólogo.
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