Los elefantes no sólo cooperan entre ellos sino que entienden la lógica del trabajo en equipo.
Algunos elefantes incluso son capaces de descubrir atajos y formas de hacer trampa en los experimentos, para obtener recompensas.
La inteligencia de este animal, su capacidad cognitiva y de cooperación, es cuando menos igual a la de los chimpancés y los delfines.
Estos son los resultados de un estudio en el que participaron 12 elefantes del Centro de Conservación del Elefante Tailandés, en Lampang, Tailandia, cuyas conclusiones han sido publicadas en el número más reciente de la revista arbitrada Proceedings of the National Academy of Sciences.
El experimento se realizó como sigue: una mesa deslizante fue colocada a cierta distancia de una red de voleibol.
Sobre la mesa, platos llenos de maíz.
Una cuerda fue atada alrededor de la mesa de tal manera que ésta sólo se movería si dos elefantes tirasen al mismo tiempo de cada extremo de la cuerda.
Si sólo un elefante tiraba de la cuerda, ésta se salía del mecanismo y la mesa no se movía.
Además, para llegar hasta cada extremo de la cuerda, los elefantes tenía que caminar separadamente unos cuantos metros a lo largo de dos carriles separados.
Siendo el maíz tan irresistible, podría esperarse que el primero en llegar a un extremo de la cuerda tirase de ésta una y otra vez, aunque no consiguiese mover la mesa.
Podría esperarse, sí, pero no del elefante.
Los 12 participantes aprendieron rápidamente el mecanismo y el primero en llegar a un extremo de la cuerda esperó -en algunos casos, hasta 45 segundos- a que otro llegase al extremo contrario.
Los investigadores intentaron forzar la situación en algunos ocasiones, no enviando a un segundo elefante.
La respuesta del que ya estaba en un extremo de la cuerda era clara: no tiraba de su extremo, miraba a su alrededor y esperaba.
Más significativo aún es que uno de los elefantes más jóvenes usó su pata para sostener su extremo de la cuerda, mientras su compañero en el extremo contrario hacía el trabajo duro.
Otro elefante, Jojo, ni siquiera se tomaba el trabajo de caminar hasta el extremo de la cuerda si no había otro elefante listo para hacer lo propio en el otro carril.
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