Ahora que llega el frío, muchas personas combaten las bajas temperaturas encendiendo la chimenea.
Un calor maravilloso, que calienta con energía natural, aunque su uso no es muy ecológico, pues amenaza la conservación de los bosques.
Aunque, una vez hecha la hoguera, podemos cuidar el medio ambiente si reciclamos sus cenizas.
En EcologíaBlog te damos algunas ideas para reutilizarlas.
Si la madera que ardió en el fuego no estaba tratada con pintura o barnices, sus cenizas son un buen abono para las plantas.
Así que, sin dudarlo, podemos echarlo al compost, pero no en exceso, ya que sus alcaloides acidificarán la tierra.
Igualmente, puede ser utilizado directamente como abono o fertilizante.
Ayudará a una mejor floración, aunque hemos de seguir teniendo el mismo cuidado.
Especialmente, se recomienda por su riqueza en potasio, muy indicado para los rosales y para tierras alcaninas.
Un uso más insólito consiste en envolverla en un trozo de tela, filtrar agua a través de ella y lavar la ropa en un momento socorrido.
Ingeniosa opción donde las haya, ideal si estamos de acampada y no tenemos detergente a mano.
También puede servir como una tinta especial.
Conseguirla requiere un procedimiento sencillo: tan sólo hay que humedecerla y aplastarla, hasta saturar la cantidad de ceniza en el agua.
El resultado será una tinta tipo Sumi, pero no tan negra.
Y, volviendo al jardín, espolvoréalas alrededor de tus plantas y mantendrás a las babosas y caracoles alejados de ellas durante dos semanas, aproximadamente.
También sirve para alejar distintas plagas de tu pequeño huerto.
Además de todo esto, las cenizas pueden ayudarte a ahuyentar los malos olores.
Puedes usarlo como absorbeolores general en toda la casa, mucho mejor si lo introduces en una cajita agujereada o en una bolsita permeable.
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