No hay que ser científico para encontrar como mínimo raro que en el Ártico las precipitaciones caigan en forma de lluvia y no de nieve.
Raro, pero sobre todo preocupante, les ha debido parecer a los exploradores británicos que fueron empapados por una lluvia de tres minutos en la base científica de Ellef Rignes Island, a unos 3.
800 kilómetros al norte de la capital canadiense, Ottawa.
Pen Hadow, director del equipo expedicionario inglés, confirmó que un campamento canadiense a unos 90 kilómetros al oeste de su base había sido regado por la lluvia al mismo tiempo.
Las precipitaciones en el Ártico de Canadá en ésta época, señala Hadow, son un evento extraordinario, con las implicaciones medioambientales que suponemos e incluso con implicaciones prácticas para los científicos que allí trabajan.
La base británica apoya a un equipo que está realizando pruebas científicas, a unos 700 kilómetros más al norte, para identificar el impacto del aumento de la absorción de dióxido de carbono en el mar.
Este equipo ya había informado que el hielo estaba inusualmente delgado y se movía más de lo esperado.
Según muchos científicos, el Ártico se está calentando tres veces más rápidamente que el resto de la Tierra.
Datos recogidos por Estados Unidos muestran que la capa de hielo ártica en 2009 fue la tercera más baja de la que se tenga registro.
Los investigadores vinculan este inusual ascenso de las temperaturas a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Vía
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