Finalmente, después de años de gestiones y campañas realizadas por Oceana y otros grupos medioambientales, la pesca del krill ha sido prohibida en las aguas estadounidenses del océano Pacífico.
Este pequeño crustáceo es el primer componente de la dieta de los salmones, las ballenas, las aves marinas y otros animales, por lo cual tiene un papel esencial en la salud de los ecosistemas oceánicos.
En total, se cree que la vida salvaje oceánica consume entre 150 y 300 toneladas métricas de krill cada año.
Krill es el nombre generalmente usado para designar a 85 especies de pequeños crustáceos con forma de camarón.
Hasta la ballena azul, el animal más grande de la tierra, se alimenta de toneladas de ellos cada día durante la temporada de alimentación.
El salmón, que está enfrentando una seria presión debido a las represas y otros factores, también se alimenta de krill.
Para el Pacific Project, esta ley beneficiará a todas las comunidades que viven a lo largo de las costas del Pacífico.
En palabras de su director, es una ley que hará felices ha todos los que disfruten del mar, ya sea de pescar un gran pez o de observar a las ballenas.
Y es que estas pequeñas criaturas son uno de los pilares de la vida de los océanos, y su pesca comercial podría tener un efecto muy negativo.
La prohibición de la pesca de krill refleja, para Oceana, una nueva concepción del manejo de la pesca, enfocada no sólo en los niveles de captura sino también en la protección del ecosistema.
Así, las campañas de Oceana harán énfasis también en las necesidades alimenticias de los peces, invertebrados, aves marinas, mamíferos marinos, tortugas y otros animales.
Con todo el estrés que está enfrentado la vida oceánica y marítima del planeta debido al cambio climático, la industrialización y la contaminación, medidas como ésta son indispensables, sobre todo cuando son adoptadas por países que tienen largas zonas costeras.
Vía
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