China, Japón y Rusia, con el apoyo de algunos países en desarrollo, votaron en contra de una propuesta que ya os habíamos adelantado aquí: aumentar la protección de varias especies de tiburones al Apéndice II de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Salvaje, lo cual habría significado que sólo sería posible comerciar con ellas si el país exportador podía probar que el tiburón provenía de una población sostenible.
En el marco de la reunión de la CITES en Doha, los tres países ya mencionados se declararon preocupados sobre el efecto que esta protección podría tener en la economía de los países en desarrollo.
China y Russia argumentaron que la población de tiburones no está en peligro.
Japón, por su parte, insistió en el mismo argumento que ha aplicado contra la protección del atún rojo: las medidas que ya existen son suficientes.
Se trata, sin duda, de un mal augurio para los conservacionistas que tienen muchas esperanzas puestas en esta reunión internacional.
Recordad que en ella se tratarán temas mucho más sensibles, siendo el más delicado de todos precisamente la prohibición de comerciar con atún rojo.
La oposición a la propuesta se produjo horas después de que el grupo de conservación marina Oceana publicase un informe en el que evidenciaba que la demanda de sopa de aleta de tiburón en Asia está llevano a muchas especies de tiburones al borde de la extinción.
Otro de los temas que se tratarán en la reunión será si otorgar a Tanzania y Zambia un permiso especial para subastar 112 toneladas de marfil que tienen almacenado.
Vía
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