El agua, que sea potable, y las manitas, siempre bien limpitas.
Ambas cosas sumadas proporcionan un buen escudo contra enfermedades de distinto pelaje que amenazan la salud de la población, sobre todo en los países más pobres.
Es decir, el agua tratada vuelve a ser insalubre si acaba contaminándose con los gérmenes que viven en nuestras manos, informan los científicos.
Sólo el lavado de manos puede prevenir la propagación de patologías transmitidas por el agua, advierte un nuevo estudio.
Lavarse las manos es una manera efectiva de ahuyentar a los gérmenes, como todos sabemos, pero ahora se ha descubierto el importante papel que esta acción tan sencilla puede jugar en la mejora de la calidad del agua potable almacenada, con la que se abastecen en las regiones del planeta que carecen de agua corriente.
Científicos de la Asociación Química Americana alertan de una dramática nueva evidencia: el agua potable almacenada está mucho más contaminada que la de su fuente (pozos, manantiales fuentes) a consecuencia de las bacterias fecales que se encuentran en las manos.
El nuevo estudio muestra una triple conexión entre la contaminación por bacterias fecales en las manos, la contaminación fecal del agua potable almacenada, y la salud en los hogares de los países en desarrollo de África.
Al almacenarla en jarras y otros recipientes en sus casas, el agua puede alcanzar fácilmente niveles más altos de contaminación bacteriana que la del mismo agua nada más salir de su fuente.
Y la razón no es otra que la falta de higiene.
En concreto, los investigadores encontraron una fuerte relación entre la contaminación fecal en las manos de los habitantes de Dar es Salaam, la ciudad más importante de Tanzania y la contaminación bacteriana en el agua almacenada por ellos.
La diferencia era de espanto: el agua almacenada contenía bacterias casi 100 veces más materia fecal de la fuente donde se había recogido.
Esta cuestión afecta a buena parte del planeta: tengamos en cuenta que casi la mitad de la población mundial – más de 3 mil millones de personas – no tienen acceso a los sistemas de abastecimiento de agua potable.
Vía
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La DANA ha dejado una huella imborrable en España, con un alto número de víctimas y desaparecidos.