El 18 de noviembre Tepco comenzó el proceso de eliminación de las barras de combustible gastado del reactor número 4, en la tristemente famosa central nuclear Daiichi en Fukushima.
La retirada de las primeras barras ha sido completada y ha comenzado la eliminación de la segunda tanda.
En el site GlobalResearch la delicada operación ha sido calificada como “potencial apocalipsis nuclear”.
Como explica Japan Times cita: Trabajando casi a ciegas en un entorno altamente radiactivo, existe el riesgo de que la grúa [utilizada para retirar el combustible] caiga sobre una de las barras, un accidente que hundiría aún más en la miseria a la región de Tohoku.
[…] Según la Comisión Reguladora Nuclear [en la foto, en una visita al reactor 4 en 2012], hay 1533 barras de combustible gastado y sin usar en la piscina de enfriamiento que contiene radiación equivalente a 14.
000 veces la cantidad liberada en el ataque de la bomba atómica sobre Hiroshima en 1945.
Otros son más optimistas y sostienen que la piscina de enfriamiento en la que están las barras ha sido bien reforzada.
Pero incluso si todo el combustible es retirado sin incidentes, todavía permanece una amenaza: el agua contaminada con radioactividad.
Los tifones que azotan Japón cada año están ayudando a desperdigar material radiactivo de Fukushima a las vías fluviales de Japón, según lo demostrado por un estudio conjunto del Laboratorio del Clima y la Ciencia Medioambiental de Francia y la Universidad de Tsukuba, en Japón.
Recientemente, hubo una fuga de ácido clorhídrico usado para neutralizar el agua alcalina que, a su vez, es usada para descontaminar el agua radiactiva que enfría al reactor nuclear dañado.
En octubre, tras un periodo de fuertes lluvias, agua con altos niveles del tóxico isótopo estroncio-90 desbordó las barreras de contención alrededor de los tanques de agua que mantienen fríos los reactores.
En una zona las lecturas de estroncio-90 fueron 70 veces el límite legal para la eliminación segura.
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