Nuevas confirmaciones nos llegan en relación con el enorme impacto que el cambio climático está teniendo en el Ártico.
Esta vez son científicos de Noruega, Canadá, Rusia y Estados Unidos, en estrecha colaboración en el marco del programa de inspección y evaluación del Ártico (AMAP), los que nos anuncian que el cambio climático está afectando ya a toda forma de vida en el ecosistema más septentrional.
A los problemas ya conocidos que vuelven a confirmarse, se añade el descubrimiento de nuevos factores desestabilizadores como el “carbón negro” u hollín, proveniente de la mala combustión de diéseles de mala calidad.
Vayamos por partes: al igual que el aire, las aguas del Ártico también se están calentando.
En 2007, algunas zonas libres de hielo registraron temperaturas 5ºC superiores a las consideradas normales o medias.
Parece ser que las aguas árticas han aumentando de temperatura debido al influjo de aguas más cálidas provenientes de los océanos Pacífico y Atlántico.
También, porque con la pérdida del hielo, que es reflectante, la radiación solar pega directamente sobre las aguas libres de hielo calentando las capas superiores.
En cuanto al permafrost (la capa de hielo permanentemente sobre los suelos de las regiones más frías) los resultados también son desalentadores.
El permafrost se está calentando rápidamente y sus márgenes se descongelan, por lo que dejan espacio para que las plantas se desarrollen con cada vez más energía y densidad.
En el norte de Alaska, las temperaturas han aumentado desde el decenio de 1970.
En Rusia, la línea de árboles avanza a un ritmo de 10 metros al año.
Y casi todos los glaciares están disminuyendo en masa, lo que redunda en el aumento del nivel del mar.
La reducción del hielo de verano es uno de los cambios más dramáticos que ha experimentado el Ártico.
Especialmente, la que se produjo en 2007, cuando se registró un 39% menos de hielo que la media 1979-2000.
Todos los datos que llegan de los nuevos satélites puestos en funcionamiento a tal efecto, señalan que la capa de hielo es mucho más fina de lo que solía.
Hay estimaciones que señalan que la media del deshielo es de entre un 1 y un 2% anual.
El resultado más visible es que, por primera vez desde que se tienen registros al respecto, en verano de 2008, tanto el pasaje noroeste como el pasaje noreste del Ártico, estuvieron libres de hielo.
Acerca de Groenlandia, más de lo mismo.
Su capa de hielo continúa derritiéndose desde hace 4 años, en los que las temperaturas veraniegas han sido notablemente superiores a la media de la década de los 90.
Como consecuencia, en verano de 2007 se fundió un 60% más de superficie de hielo en Groenlandia con respecto a 1998.
Y no sólo eso, también esta situación se alargó por más días (20 más en las zonas costeras, hasta 53 más en las zonas más altas de la isla).
Y finalmente, la novedad: el carbón negro u hollín.
¿De dónde proviene? Pues de la combustión ineficiente de motores diésel, principalmente, imagino, de los grandes y contaminantes barcos, que ya vimos el otro día que son un desastre en cuanto a rendimiento, eficiencia y uso de carburantes de mala calidad.
¿Cómo afecta? Calienta la superficie del agua creando una capa que absorbe la luz solar y, también, oscureciendo la nieve al depositarse sobre ella y facilitando, de esta forma, que la radiación solar pegue más fuerte.
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