A esto se llama reutilizar los desechos: en los Cayos de Florida ha sido hundido un antiguo barco de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de que se convierta en un enorme arrecife artificial que albergue vida marina y revitalice el turismo de la zona.
Buen final para un barco que, además, fue utilizado para rastrear misiles soviéticos durante la Guerra Fría.
Ahora se ha convertido en uno de los arrecifes artificiales más grandes del mundo.
La creación de este arrecife artificial pretende impulsar tanto la vida marina de los Cayos, como la economía local que depende en gran medida del turismo de naturaleza que visita Florida cada año.
Los negocios turísticos esperan que los restos del naufragio atraigan a los peces, corales y otras criaturas del mar, y con ellos a los buceadores.
Antes de ser hundido, el barco, llamado Vandenberg, fue limpiado de cualquier rastro de contaminantes tales como asbesto, pintura, cables y otras sustancias potencialmente tóxicas.
Se pretende impedir que lo que quiere ser un revitalizante para la vida marina se convierta en un peligro para ésta.
Se espera que el nuevo arrecife genere hasta ocho millones de dólares al año en concepto de visitas turísticas.
El del Vandenberg no es el primer caso de una reliquia de guerra que se convierte en hogar para el ecosistema marino.
En 2006, la armada de Estados Unidos hundió el Oriskany (en la foto), un portaaviones de 271 metros y 32 mil toneladas que se usó en las guerras de Corea y Vietnam, en la costa del Golfo de México para hacer el arrecife artificial intencionalmente creado más grande del mundo.
Reefmakers, una compañía que se dedica a la creación de arrecifes artificiales que ha estado involucrada en el hundimiento del Vandenberg, ha dicho que la mayor parte del financiamiento para desarrollar este proyecto ha sido proporcionado por el gobierno de los Cayos de Florida.
Vía
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