Jarabe de maple, de agave, stevia, de maíz.
El debate sobre las opciones para endulzar los alimentos pica y se extiende sin que alguien se atreva a –o esté en posición de- dar el veredicto definitivo.
He aquí un nuevo estudio, publicado en la revista Obesity y reseñado por The Daily Green, que mide las cantidades y tipos de azúcar en 23 tipos de bebidas endulzadas con jarabe de maíz alto en fructosa.
Sus resultados señalan que el contenido de azúcar variaba ampliamente de las cantidades que señalaban las etiquetas.
Además, de media, las bebidas tenían 18% más fructosa de la esperada y varias marcas de refrescos parecían estar hechas con jarabe de maíz que contenía 65% y no 55% de fructosa.
Además, el estudio señala un hecho curioso.
Aparentemente, en Estados Unidos existe la creencia de que la Coca Cola mexicana es más rica que la estadounidense porque está endulzada con azúcar, no con jarabe de maíz.
Pues el estudio no halló ni rastro de azúcar en la Coca Cola, pero sí mucha glucosa y fructosa.
La sacarosa es un azúcar doble de la glucosa y la fructosa unidas entre sí.
El jarabe de maíz es glucosa y fructosa, separados.
El vínculo de la sacarosa es rápidamente dividido en elintestino, y su glucosa y fructosa son los mismos que aquellos del jarabe de maíz.
Según explica The Daily Green, los problemas metabólicos que resultan de la ingesta de azúcar son en su mayoría debidos al contenido de fructosa.
La fructosa es más dulce que la glucosa o la sacarosa, y es el dulzor lo que vende refrescos.
Vía