Leo en la BBC que los rusos usan dos técnicas para alejar a la lluvia de sus ciudades los días de fiestas patrias: una máquina especial escupe yoduro de plata, hielo seco o cemento en las nubes; o una compuerta se abre y un hombre con una pala esparce estos ingredientes sobre las nubes de forma manual.
Siembra de nubes, que se le dice, algo que el alcalde de Moscú quiso poner en práctica el pasado invierno.
En cuanto los químicos tocan la nube, un agujero hace su aparición y se va agrandando.
Entonces pueden pasar dos cosas: que llueva en ese mismo instante y sitio, o que las nubes, si no son muy densas, se dispersen sin dejar caer precipitaciones.
Muchos ecologistas creen que estas técnicas no plantean una gran amenaza para el medio ambiente o la salud de las personas, pues el período de influencia activa sobre las nubes es muy corto.
Los científicos del Observatorio Central Aerológico de Roshydromet han estado trabajando durante meses tratando de encontrar mejores técnicas de siembra de nubes para el invierno que viene, pero lo hacen con tal secreto que Nina Zaitseva, especialista en clima de la Academia Rusa de las Ciencias, cree que quizá haya razones medioambientales para preocuparse.
Zaitseva se muestra escéptica acerca de esta investigación, así como sobre la capacidad del Estado para sembrar de manera eficaz las nubes de invierno.
Cree que, por una parte, las sustancias secas no serán capaces de tener ninguna reacción notable con las partículas de hielo.
Por otra, si el Estado decide sembrar las nubes con un líquido, debería considerar antes las consecuencias ecológicas de ello.
Vía
Las lluvias torrenciales y sus efectos en la población y la infraestructura española
Análisis de la gestión de emergencias tras la devastadora dana en Valencia