Esta noticia podría empezar así, pero sería falsear la realidad: Los australianos aman tanto la naturaleza que son capaces de cualquier cosa para protegerla, incluso están sopesando sacrificar a sus adorados camellos salvajes para luchar contra el cambio climático.
O de este otro modo, mucho más fidedigno: Australia vuelve a las andadadas con los pobres camellos.
De nuevo, la amenaza que se cierne sobre ellos viene del cielo, concretamente de unos francotiradores montados en helicópteros que buscarán su extinción como una manera de combatir el cambio climático.
¿Entonces, los australianos no aprecian a sus camellos? De todo habrá, lógicamente, pero la política gubernamental y buena parte de la ciudadanía no deja lugar a dudas de lo mucho que estos animales les molestan.
Los acusan de sembrar la destrucción a su paso, invadiendo hogares y destrozando sus cuartos de baño en búsqueda de agua.
¿Y su amor por la naturaleza? Australia lo tiene, pero también es cierto que no hacen muy buenas migas con el proteccionismo animal o las políticas de control poblacional compatibles con la vida.
Oséase, si los camellos o los conejos silvestres molestan, recurren al pistoletazo y listo.
Lo hicieron en el pasado y amenazan con repetir, esta vez dando matarile a los camellos, cuyo único delito ha sido intentar sobrevivir en el hábitat en el que se les introdujo.
Con respecto al cambio climático, Australia se la juega de todas todas.
Los gases de efecto invernadero amenazan su existencia misma, suponiendo un grave peligro para el país.
Según los expertos, de seguir calentándose el planeta en las siguientes décadas, Australia se verá obligada a hacer adaptaciones radicales por simple cuestión de supervivencia y economía.
Dentro de este desasosiego nacional, los camellos salvajes tienen todas las papeletas para acabar pagando el pato.
Los más de un millón que deambulan por diferentes zonas del país podrían caer abatidos en breve, pues Australia está considerando la concesión de créditos de carbono para matarlos como una forma de luchar contra el cambio climático.
La sugerencia está incluida en un documento titulado Iniciativa agrícola contra el cambio climático, elaborado por el Departamento de Cambio Climático y Eficiencia Energética, y llegará al Parlamento en las próximas semanas.
El documento considera a los camellos una plaga por el daño que hacen a la vegetación, y su emisión de metano, equivalente a una tonelada de dióxido de carbono al año, señalándo que son uno de los principales emisores de Australia de gases de efecto invernadero.
Este escalofriante plan sugiere dispararles desde helicópteros, y luego enviarlos a un matadero, ya sea para consumo humano o para comida de mascotas.
“Somos una nación de innovadores y sabemos encontrar nuevas soluciones a nuestros retos”, remata el director de Northwest Carbon, Tim Moore.
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