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Películas sobre el medio ambiente de 2010: La Carretera

Lo medioambiental tiene tirón actualmente, y todo el mundo se está subiendo al carro, la industria cinematográfica a la cabeza.
2012 ha recaudado más de 160 millones de dólares en Estados Unidos (cifras de Rotten Tomatoes) –incomprensiblemente para algunos, entre los que me cuento- con su mitológica trama.

Avatar, mejor recibida por la crítica -tampoco lo entiendo-, ya ha superado esa cifra apenas en su segunda semana.
En febrero de 2010 se estrena otra películas de corte apocalíptico climático: La Carretera (The Road).
Ya os aviso que pese al reciclaje y la reducción de las emisiones, el ser humano ha llevado al planeta a la catástrofe medioambiental y ecológica.

En otras películas apocalípticas suele haber animales salvajes en las calles de las metrópolis, o mejor aún: las metrópolis cubiertas por un manto de grueso musgo.
En La Carretera –basada en una novela del mismo nombre, escrita por Cormac McCarthy y galardonada con el Premio Pulitzer en 2007-no hay animales, ni árboles, ni bichos.
Apenas hay gente.

Porque, no sabemos cómo, hemos eliminado casi toda forma de vida de la faz de la tierra.
En la novela tampoco se explica, pero podemos hacer algunas suposiciones.
Por ejemplo: el aire está tan cargado con una suerte de ceniza, que no sólo es casi irrespirable para los pocos humanos supervivientes sino que evita que crezca la vegetación.
Es el mismo panorama que debieron temer los habitantes de las grandes ciudades europeas al comienzo de la revolución industrial, con todas esas chimeneas escupiendo carbón quemado.
El mismo panorama que deben temer los habitantes de muchas ciudades chinas actualmente, y por la misma razón.
He rastreado un artículo sobre la película escrito por George Monbiot, toda una referencia en el periodismo medioambiental, en su blog en octubre de 2007.
En él, Monbiot describía La Carretera como “el libro medioambiental más importante que ha sido escrito”.
Una de las frases que más llamó mi atención se refiere a uno de los aspectos más duros del libro y también de la película, el canibalismo, desde un punto de vista en el que yo no había reparado: el canibalismo.
Monbiot dice que el libro responde a la pregunta de qué pasaría si el planeta perdiera toda su biosfera, salvo la especie humana.
Habiendo destruido todo lo que podían comerse, los humanos han comenzado a comerse entre ellos.
Por eso las noticias de la extinción de especies no deberían sonarnos tan ajenas.
Puede que la realidad propuesta por McCarthy ahora mismo parezca más ficción que posible, pero os dejaré un ejemplo: de acuerdo con Naciones Unidas, 30 millones de personas dependen del Lago Chad, en África, para su subsistencia diaria.
Y ese lago se está secando.
Vía

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