Apostaría a que la mayoría de quienes lean este post no han ido nunca a un vertedero.
Apostaría, además, a que la mayoría, como yo, tenía alguna de las siguientes ideas preconcebidas: el fenómeno de los recolectores de basura en los vertederos pertenece a los países en desarrollo; es una actividad de mera supervivencia individual; no es una solución, como mucho parte de un problema.
Pues bien, muchos recogedores, despectivamente carroñeros, están organizados.
Y se están haciendo escuchar en la COP16.
El miércoles, una docena de recicladores de basura de América Latina, India y Sudáfrica desplegaron pancartas en las gradas de una sala de reunión de la COP16 con consignas como “Respeto para los recicladores” y “Basura Cero para la Justicia Climática”.
Es curioso que algunos no nos hayamos dado cuenta antes del papel que tienen en la ecología quienes recolectan desechos reciclables en los vertederos del mundo.
Hacen la labor que no hemos hecho en nuestras casas, evitando que materiales reusables sean incinerados.
De acuerdo con NPR, los medioambientalistas estiman que unos 50 millones de personas en dependen de esta actividad como medio de vida.
Según AP, los recolectores están exigiendo que los recolectores de residuos organizados y los grupos cívicos de todo el mundo tengan acceso a un fondo mundial dentro de la estructura del tratado climático de Naciones Unidas para apoyar los programas locales de reciclaje.
Este fondo es un tema que se debate en la Conferencia de Cancún, pues bajo el Mecanismo de Desarrollo Limpio de Naciones Unidas (CMD son las siglas de su nombre en inglés), el apoyo internacional ya fluye hacia algunos proyectos de incineración de residuos que se queman para producir energía y para proyectos de captura de gas metano que emiten los vertederos.
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