Todo comienza y termina en nuestros genes.
Un descubrimiento reciente, calificado por los involucrados como un descubrimiento que se da una vez en cada generación, así lo sugiere: el aplastante dolor de la migraña, que martiriza la vida de tantas personas en el planeta – 12-15% de la población europea, de acuerdo con la AEPAC- subyace en un gen llamado TRESK.
Los científicos canadienses y británicos que han participado en el estudio, financiado por las instituciones canadienses Medical Research Council, Genome Canada, Genome Quebec, Emerillon Therapeutics, the Wellcome Trust y el laboratorio Pfizer, creen que este gen controla la sensibilidad de los nervios del dolor en el cerebro y si falla puede llevar a mínimos el umbral del dolor, la intensidad mínima a partir de la cual un estímulo se percibe como doloroso.
La incidencia directa que este descubrimiento podría tener en la calidad de vida de quienes padecen migrañas es que este gen es susceptible de ser encendido y apagado con el uso de drogas, lo que significa que podría ser modificado para aumentar el umbral de dolor hasta el punto de eliminar la sensación de dolor por completo.
Recientemente, otra investigación internacional reveló que 25% de las personas que sufren de migrañas tienen una variante genética que parece reducir la actividad en un gen conocido por regular una proteína llamada EAAT2.
Esta proteína afecta a un neurotransmisor llamado glutamato, el más abundante en el cerebro de los mamíferos.
Los nuevos hallazgos sugieren que una acumulación de glutamato en el cerebro podría ayudar a iniciar las migrañas y que la prevención de esas acumulaciones podrían ayudar a combatir la enfermedad.
Vía
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