De acuerdo con un informe de la organización medioambiental ClientEarth, supermercados tan populares en el Reino Unido como Tesco, Lidl, Marks & Spencer, Sainsbury’s y Waitrose, han hecho afirmaciones medioambientales engañosas o no verificadas sobre la procedencia de 32 de 100 productos del mar examinados.
Entre los reclamos publicitarios están frases como “de fuente sostenibles”, “protege el medio ambiente marino” o “criado responsablemente”.
ClientEarth dice que 22 de estas afirmaciones son engañosas, con base en información proporcionada por los distribuidores en origen de los productos.
Para los otros 10 productos no se han presentado pruebas para despejar las dudas de ClientEarth de que son engañosas.
Un ejemplo vergonzoso es el de las etiquetas “respetuoso con los delfines”, que aparece en conservas de atún que fue capturado en zonas donde no suele existir amenaza para los delfines.
Prácticas como esta corroen la confianza de los consumidores en los productos obtenidos siguiendo prácticas respetuosas con el medio ambiente, sostenibles y ecológicas.
Sospecho que los principales perjudicados, además de los consumidores, son los pequeños distribuidores y productores de estos productos.
Después de todo, a saber en qué condiciones se han subido las grandes cadenas de supermercados al carro de la alimentación ecológica.
Saber que estamos pagando más en vano, para que otro se haga rico a costa de nuestra conciencia y buenas intenciones es desalentador.
Y el hecho de que suceda en un país de la Unión Europea, donde se supone que los controles son más estrictos, es más preocupante.
Quienes están dispuestos a pagar más por consumir productos obtenidos a través de métodos más respetuosos con el medio ambiente se encuentran ante el dilema de la confianza.
Hasta los esquemas de certificación parecen cada vez más insuficientes.
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