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Los conejos de la antigua prisión de Mandela alimentarán a los pobres

Si Nelson Mandela fuera un conejo, nunca habría salido vivo de la cárcel en la que estuvo 18 años por luchar contra el apartheid.
Quizás hubiera muerto estos días en una vulgar cacería, junto con otros miles de conejos que suponen una amenaza para el entorno.

¡Qué osados, estos conejos! ¿Cómo se atreven a hacer de las suyas en Robben Island, una isla que es Patrimonio de la Humanidad y cuya prisión se ha convertido en un museo? Lo tienen bien merecido.
Por malos e invasivos.

Por provocar destrozos y no dejar de multiplicarse.
Su pena ha sido la capital.
Así es, miles de conejos que viven en este islote han tenido un mal final por cometer el pecado mortal de ser una especie invasiva.
La noticia sobre la suerte de los animales la ha dado un funcionario de la isla, Henry Bredekamp, quien ha afirmado que todos los conejos que sean seguros para el consumo humano serán donados a la caridad a partir del lunes próximo.
Los beneficiados serán algunos de los millones de sudafricanos negros que siguen viviendo en la indigencia, a pesar del fin del apatheid.

Imagino a los afortunados que reciban este regalo, hincándole el diente mientras comentan el origen del manjar, la cárcel en la que estuvieron tantos defensores de los derechos civiles, como Nelson Mandela.
No sé yo si el bocado les sentará muy bien, sobre todo porque les será fácil recordar que los esfuerzos de Mandela no sirvieron para sacarlos de la más absoluta de las pobrezas.
En fin, volvamos al tema animal.
Según explica Bredekamp, Robben Island ha estado luchando contra una explosión de conejos (se estima que hay 25.
000) que, junto con las ratas, amenazan el ecosistema de la isla: excavan madrigueras junto a los cimientos de la prisión, hacen peligrar la vegetación y a los pingüinos.
¿Solución? ¡Cómo no! Acabar con ellos a tiro limpio.
Eso sí, el funcionario asegura que los 2.
000 conejos cazados en el último mes han estado bajo la supervisión de expertos en bienestar animal.
¡Ahí queda eso!La isla tiene un kilómetro de diámetro y está ubicada a 12 kilómetros de la costa sudafricana.
Sus autoridades locales criticaron la medida por ser drástica y responder a una mala gestión central de la isla.
A su vez hicieron un llamado al Ministerio de Cultura para que tome cartas en el asunto.
Vía

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