He soñado que llegará el día en el que El Corte Inglés haga lo mismo que la todopoderosa cadena de supermercados inglesa Waitrose, a saber: disponer de una flota de bicicletas para hacer los repartos de los pedidos a domicilio en la ciudad de Poole.
No más furgonetas quemando combustible para llevar un par de bolsas a tres manzanas de distancia.
Ahora quienes quemen algo, grasa corporal, serán los repartidores.
Además, la tienda presta a los clientes que van en bicicleta unos carritos con ruedas especialmente diseñados para llevarse sus compras.
Se trata de una vuelta al pasado que, curiosamente, es más un paso evolutivo que involutivo.
Décadas atrás, los víveres se repartían de esta forma, especialmente en las ciudades más pequeñas.
Claro que las bicicletas de entonces no tienen ni punto de comparación con las que Waitrose exhibe ahora.
El contenedor que está unido a la bici puede llevar hasta 20 bolsas de víveres, lo que para Waitrose supone una media de dos o tres pedidos a la vez.
Está equipado para mantener los productos congelados durante dos horas.
Las bicis también tienen instalada una batería, para ayudar a los repartidores a remontar las colinas.
Los directores de la tienda Waitrose de Poole identificaron que muchos de sus clientes se desplazaban hasta allí en bicicleta, así que pusieron aparcamientos extra para este medio de transporte.
Como resultado, la tienda se ha convertido en una opción predilecta para quienes se mueven en bici.
Si el programa de Poole demuestra ser exitoso, se extenderá a otras tiendas de Waitrose en Inglaterra.
Los jefes de la cadena de supermercados quieren incrementar el número de pedidos que se hacer por Internet sin que eso suponga un aumento de furgonetas para repartirlos, y la llamada de personal ha tenido una buena respuesta pues no hace falta tener permiso de conducir para desempeñar este trabajo.
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