El diario británico “The Independent” acusó recientemente al príncipe Carlos de Inglaterra, notorio defensor de la ecología y de la preservación del medioambiente, de inconsecuente.
¿Por qué? Porque cinco productos de su marca de productos orgánicos “Duchy Originals” contienen un ingrediente, el aceite de palma, que destruye la selva tropical.
Por cierto, que los de “The Independent” también son inconsecuentes, eh, que fueron ellos solitos los que pusieron a Carlos de Inglaterra entre los 100 ingleses con mayor conciencia ecológica… Pobre Carlos, oye.
Le caen palos de todos lados.
Está experimentando lo difícil que es ser un ecologista consecuente.
Está muy bien ir a Brasil a dar charlas sobre protección de la naturaleza.
Pero está muy mal hacerlo en un Airbus súper contaminante.
Está muy bien también escribir libros (¿o fue el negro de Ana Rosa?) como Harmony para enseñar a vivir en harmonía con la natureleza, incluso alertar de que nos quedan 100 meses para frenar el cambio climático, o crear una ciudad ecológica en Cornualles, pero ¿no sería mejor que por una vez en tu vida te enfrentaras a tu madre y la riñeras por vivir en el edificio menos eficiente energéticamente del Reino Unido?.
De nada, majo.
Bueno, el caso es que hace dos años el heredero de la corona británica creó el Rainforest Project (Proyecto Selva Tropical), para luchar contra la deforestación de este punto caliente de biodiversidad.
Recibió el apoyo de 18 empresas, entre las que se cuentan desde Goldman Sachs hasta McDonald’s, el mayor vendedor de hamburguesas de vacuno del mundo (recordemos que el 80% de la deforestación del Amazonas se debe a la ganadería).
Debe ser el sino de la monarquía, éste de cubrirse siempre de gloria.
Pues bien, grupos ecologistas como Greenpeace, el Fondo Mundial para la Naturaleza o Amigos de la Tierra, le afean a Carlos que sus productos lleven aceite de palma.
Con toda la razón del mundo, puesto que las selvas de Sumatra, Borneo, Papúa Nueva Guinea y Colombia están siendo liquidadas para la plantación de este aceite.
Y con ellas, los orangutanes, los tigres, y otras especies.
Y “The Independent” ha puesto el dedo en la llaga revelando que la marca de Carlos, “Duchy Originals”, hace galletitas (no, no son Príncipe de Bequelar), sopitas y pastelitos con la selva.
Qué rico.
El honor de la monarquía no se toca, ojo.
Rápidamente ha salido a palestra un portavoz de la empresa principesca.
En su defensa señaló que sólo 5 de un total de más de 200 productos “Duchy Originals” contienen aceite de palma.
Además, sólo se usa en “pequeñas cantidades” y sólo “si no hay alternativa”.
Ah, bueno.
Qué tranquilo me he quedado.
Con este post, digo.
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