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Antártida: una colonia de pingüinos ha desaparecido

Una pequeña colonia de pingüinos emperador que habitaba una isla frente a la Península de la Antártida Occidental, en la Bahía Margarita, ha desaparecido.
Esta colonia, vista por primera vez en 1948, tenía aproximadamente 150 parejas reproductoras.
Esta es la primera vez que es documentada la desaparición de una colonia.

Aunque las observaciones son irregulares, las poblaciones parecen haber sido relativamente estables en esta isla hasta la década de 1970, a partir de cuando hubo una fuerte caída en la población, una tendencia que continuó hasta que un vuelo de reconocimiento registró la isla vacía en 2009.

Rompiendo el hielo (Happy Feet, 2006); El viaje del emperador (La Marche de l’empereur, 2005); Planeta Tierra (2007).
Si no habéis visto ni la película ni los documentales -la primera récord de taquilla, la segunda Oscar al mejor documental- desconoceréis que los pingüinos emperador adultos hacen anualmente un largo recorrido desde el mar, en donde han estado alimentándose, hasta la colonia donde anidan, que suele ser la misma en la que nacieron.

Estas colonias se forman sobre el hielo permanente, el hielo marino que se ha congelado a lo largo de la costa y se extiende fuera de la tierra dentro del mar, permaneciendo anclado a ella.
Los investigadores que han registrado la desaparición especulan que los pingüinos que nacieron en la isla a finales de la década de 1970 quizá continuaron regresando a ella en números cada vez menores hasta que la colonia desapareció.
Sin embargo, advierten que su estudio se enfrenta al obstáculo de la falta de información a largo plazo, no sólo sobre los pingüinos de esta isla sino sobre la especie en general.
La causa de la desaparición no es clara, pero la evidencia recogida por Philip Trathan, investigador principal y jefe de biología de la conservación en el British Antarctic Survey, indica una conexión con el cambio climático.
Los datos recogidos por una estación a unos 40 kilómetros de distancia de donde estaba la colonia muestran un marcado incremento en la temperatura del aire.
Mientras tanto, el hielo marino local se ha ido formando más tarde y derritiendo más temprano.
En un artículo publicado en la revista PLoS ONE, Trathan y sus colegas subrayan que esta región se ha calentado a un ritmo sin precedentes en las últimas décadas, una situación que puede provocar, además de la destrucción del hábitat, una reducción en la disponibilidad de peces, krill y calamares, alimento de los pingüinos, o el aumento de la presencia de depredadores, como los petreles gigantes.
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