La décima edición de la más grande carrera en vehículos solares del mundo, la World Solar Challenge, que se celebra cadad dos años, tendrá lugar en Australia, entre las ciudades de Darwin y Adelaida, del 25 al 31 de octubre 2009.
Fundada por el aventurero australiano Hans Tholstrup en 1987, esta carrera se ha convetido en en el principal foro de las tecnologías de vehículos solares.
Su objetivo es reunir los mejores diseños de automóviles que, usando únicamente la luz del sol, sean capaces de cruzarse toda Australia.
Según el recorrido de este año, eso significa nada más y nada menos que 3.
000 kilómetros.
Desde que Hans Tholstrup desarrollara el primer coche solar casero, bautizado como “The Quiet Achiever”, y cruzara Australia ganándose la fama a nivel mundial, en cada edición de la luego constituida World Solar Challenge las prestaciones de estos vehículos propulsados por energía solar se han ido acercando más a las de los impulsados por combustibles fósiles.
En la actualidad, se alcanzan velocidades de hasta 120 kilómetros/hora.
El mismo Hans ha dicho lo siguiente:La gente que participa en la carrera y los cientos de visitantes son todos ellos pioneros de un futuro sostenible.
Nunca ha habido tan pocos que contribuyan tanto a nuestro futuro, una energía sostenible para el mundo.
Cabe destacar que la organización de la World Solar Challenge 2009 se está empeñando en que todos los detalles sean lo más ecológicos posible.
Por ejemplo, tanto los participantes como los espectadores y responsables de la carrera podrán compensar su huella de CO2 plantando árboles a través de la ONG sin ánimo de lucro Greenfleet.
Para acabar, y ya que he tenido la suerte de conocer a una persona que participó en la carrera en la edición de hace dos años, en 2007, déjenme que les transmita cuatro cosas sobre esta carrera.
Es, realmente, todo un desafío.
Se cruzan zonas de desierto muy bestias, totalmente deshabitadas, donde el calor es importante.
Se duerme al raso, a lo sumo en tiendas de campaña.
Y uno de los grandes peligros son las tormentas de arena.
De hecho, la fotografía de cabecera me la hizo llegar mi amigo Sergio Salata y corresponde a una de esas temidas tormentas, que él y su equipo tuvieron que capear como pudieron.
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