Con unos agobiantes 30 grados Celsius de temperatura, un orangután decidió refrescarse humedeciendo un paño y frotándose con él la cara.
Como si no fuese ya suficientemente sorprendente este comportamiento, el animal escurría el trapo luego de sumergirlo en un estanque, como lo haría cualquier humano consciente de que frotarse con un trapo que chorrea agua es poco agradable.
Y de paso, el orangután en cuestión seca el borde del estanque.
Esto ante la mirada asombrada de los visitantes del zoológico Tama, en Tokio, Japón.
Como señala Discovery, alguno de los cuidadores ha debido darle el paño al orangután, así que lo más probable es que el sorprendente comportamiento sea enseñado.
Sin embargo, decidir cuándo usar el paño, así como otros detalles de la acción, evidencia espontaneidad.
El orangután ha aprendido a usar el paño y pone esos conocimientos adquiridos adecuadamente.
Es probable, además, que el pequeño orangután que observa todo el asunto e intenta intervenir, esté aprendiendo.
Discovery cita un estudio hecho por la Universidad de Duke que probó que los orangutanes tienen cultura, aprenden cosas nuevas y pasan los conocimientos de unos a otros.
Ahora que sabemos, gracias a datos recopilados por científicos de la Universidad de Melbourne en el zoológico de esa ciudad australiana, que los orangutanes consideran el mirar a la gente como una forma agradable de pasar la tarde, ya nos podemos ir sintiendo un poco tontos por estar grabando a uno de estos animales mientras se refresca.
Seguro que él no entendía a qué venía tanta curiosidad.
Vía
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