La petrolera anglo-francesa Perenco planea enviar a más de 1.
000 trabajadores a una reserva indígena aislada en el Amazonas peruano para iniciar la explotación de un yacimiento de crudo.
Ha recibido la aprobación del gobierno de ese país.
Lo denunció hace pocos días la ONG Survival.
La citada organización ya llevó a cabo una campaña contra este tipo de exploraciones contra Mobil a mediados de los 90.
Fruto de su trabajo, consiguió que la petrolera desistiera en su empeño y que Perú creara una reserva en 2002 para proteger a los alrededor de 15 pueblos indígenas aislados o no contactados de la zona.
Se trata de población nómada o semi-nómada que vive en pequeños grupúsculos familiares y que, en la mayoría de los casos, rehuye el contacto y la influencia del exterior.
Algunos de estos pueblos, muy vulnerables a enfermedades a las que nosotros ya somos inmunes, han perdido hasta la mitad de sus miembros en los últimos años.
Igualito que en tiempos de la conquista de América.
Al nuevo embite petrolero hay que sumar el deterioro provocado por la tala ilegal por parte de empresas madereras.
El problema es que el caramelito es suculento: se calcula que puede tratarse del mayor yacimiento encontrado en el país en los últimos 30 años.
Y tras el visto bueno gubernamental, Perenco se apresta a mandar entre 1.
400 y 1.
680 trabajadores para construir multitud de pozos y plataformas (14, en concreto) para encontrar el preciado oro negro.
La desfachatez es máxima porque la empresa niega incluso la existencia de los citados pueblos indígenas.
Lo cual, a todas luces, es un sinsentido porque equivale a decir que la reserva creada en 2002 se hizo para gente que no existe.
Y es que tanto el Gobierno de Perú como el del limítrofe Ecuador, como petroleras que habían ya operado en la zona previamente y asociaciones de indígenas, señalan que efectivamente esos pueblos existen y que la empresa miente descaradamente.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que es el organismo más importante de este tipo en América Latina, ha recibido ya quejas para que el proyecto no prospere.
Survival presiona en la misma dirección al gobierno peruano.
El objetivo es que ni petroleras, ni madereras, ni otras empresas explotadoras de recursos naturales, puedan meter el pie en esas zonas protegidas.
Y que el derecho de esos pueblos indígenas a la propiedad territorial sea respetada.
Así está reconocido tanto en la legislación nacional del Perú como en la internacional, en la línea de la lucha de Chico Mendes, del que ya hablamos.
Si queréis contribuir a parar tanta codicia, la página web de Survival plantea diferentes posibilidades.
Para aquéllos en España, se sugiere escribir a vuestros “diputados por circunstancias” o al consulado peruano en Madrid.
Vía