Un estudio realizado por la consultora The Poseidon Aquatic Resource Management y el Pew Environment Group evidencia que tan sólo el 17% de los subsidios económicos para la pesca entregados por la Unión Europea entre 2000 y 2006 -unos cuatro mil millones de euros entregados a través del Financial Instrument for Fisheries Guidance (FIFG)- se destinó a medidas que resultarían en una reducción de la capacidad de pesca, tales como medidas medioambientales y protección de recursos marinos.
En cambio, 29% de estos subsidios contribuyeron a financiar lo que el estudio define como medidas negativas: la modernización de la flota y la construcción de nuevos buques de pesca, de acuerdo con The Ecologist.
Para nuestro orgullo, España se llevó 46% de todos los subsidios y gastó 41% en dichas medidas negativas.
Portugal y Francia tampoco lo han hecho muy bien.
España y Portugal, que gastaron las proporciones más bajas de los fondos en políticas de regulación de la pesca -que serían medidas positivas- tuvieron la proporción más alta de inspecciones resultantes en tasas de infracción.
En Francia, el uso más controvertido de la financiación tiene que ver con las flotas que capturan atún rojo.
El estudio también señala que en otros países las empresas que violan las normas de pesca no dejan de recibir más financiación.
Sólo en Italia y Polonia se hizo algún intento de vincular la aprobación de fondos con el cumplimiento de las regulaciones de pesca.
Los autores del estudio sostienen que no pudieron analizar la financiación del régimen de subvención actual, el Fondo Europeo de Pesca activo entre 2007-2013, debido a las nuevas normas de divulgación de la UE.
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