No hablamos de gramática parda, porque de esa seguro que los pinzones saben buena cosa.
Como a cualquier otro animalillo, la escuela de la vida les enseña a sobrevivir con todo tipo de triquiñuelas.
Hablamos de la ciencia que estudia los elementos de la lengua y sus combinaciones porque, aunque parezca mentira, sus lindos cantos siguen unas reglas gramaticales.
Que yo sepa, todavía no se estudia gramática en las escuelas de pajaritos.
En ellos es algo natural, sin libros de por medio, que se aprende en la jaula o en el bosque, pero la esencia es la misma.
Según una investigación de la Universidad de Tokyo, los pinzones bengalíes poseen esta característica, hasta ahora considerada uno de los factores que nos hacen humanos.
Una serie de experimentos con estas aves revelaron que ellos también respetan las reglas de construcción de la oración.
Sus resultados, publicados en la revista Nature Neuroscience, coinciden con anteriores trabajos realizados estorninos.
Los científicos realizaron distintas llamadas a los pájaros, sorprendiéndose al comprobar que no obtenían respuesta cuando cambiaban algunas partes del canto (el orden de segmentos o sílabas) según se escuchaba en la naturaleza.
El caos gramatical, por lo visto, les resultaba ininteligible.
Así valoran los resultados del estudio los investigadores japoneses: Estos hallazgos sugieren que las aves canoras y los seres humanos tienen muchas similitudes en su percepción de la información auditiva y arrojan dudas sobre lo que actualmente se considera una característica única del lenguaje humano.
(Traducción libre)Vía
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