Vaya ironía: las tormentas de arena y polvo, como la que ha asolado una parte de Australia este mes, están esparciendo epidemias peligrosas por todo el mundo, pero también podrían contribuir a mitigar el cambio climático.
Se cree que las tormentas al sur del desierto del Sahara son responsables de la propagación de las esporas de la meningitis, letal en las zonas semi áridas de África central semi-áridas.
Sin embargo, hay investigaciones que sugieren que el polvo podría mitigar el cambio climático, tanto reflejando la luz solar en la atmósfera como fertilizando los océanos con nutrientes.
He allí las dos caras de la moneda.
La intensidad de las tormentas también está vinculada a la fiebre del valle, una enfermedad contraída a través de un hongo que se desarrolla en el suelo del valle central de California.
La Academia Americana de Microbiología estima que alrededor de 200 mil estadounidenses contraen la fiebre del valle cada año, 200 de los cuales mueren.
El aumento en el número de casos de asma en los niños en las islas del Caribe se ha vinculado a un aumento en el polvo que se desplaza por el Atlántico desde África.
Sin embargo, el polvo rico en hierro que es transportado desde Australia y los desiertos de Gobi y Sahara se deposita en gran parte en los océanos, donde se ha observado que alimenta el fitoplancton, las plantas marinas microscópicas que son el primer eslabón de la cadena alimenticia oceánica y que absorben grandes cantidades de dióxido de carbono.
Incluso las capas superiores de la selva tropical en Brasil podrían obtener gran parte de su suministro de nutrientes del polvo transportado desde el Sahara.
Los científicos también están reuniendo evidencia del potencial dañino de otro contaminante del aire, el hollín.
Las partículas de carbono producidas por los motores diesel, los incendios forestales y la quema ineficiente de madera se mueve por el mundo a través del aire al igual que lo hace el polvo.
Un estudio realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha concluido que el contaminante ha desempeñado un importante papel en la disminución de los glaciares del Himalaya y ha ayudado a cambiar los patrones de los monzones del sur de Asia.
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