A raíz del derrame de crudo que aún se está produciendo en el Golfo de México, el presidente de Estados Unidos ha ordenado la revisión de los planes de la compañía Shell para instalar una plataforma de extracción costa afuera en la costa de Alaska.
Fue la propia administración Obama, que ahora incluso se atreve a retar a los poderosos lobbies petroleros, la que decidió, en marzo de este año, abrir las aguas de Alaska a la perforación de pozos.
Decisión que fue revertida cuando se hizo evidente que el accidente de la plataforma Deepwater Horizon era de gran escala.
Si se produjese la ruptura de un pozo de perforación, y la consecuente fuga de petróleo, en las costas de Alaska, las condiciones del Ártico harían casi imposible desplegar una operación de limpieza como la que está tomando lugar en el Golfo de México.
Los ecos del Exxon Valdez resuenan entre los conservacionistas.
No obstante ordenar la revisión de los planes de explotación petrolera costa afuera, y de demostrarse tan firme frente a BP en cuanto a la responsabilidad sobre el accidente en el Golfo de México, Barack Obama ha dicho que sigue contando en esta actividad como parte de su plan de energía.
Hay que añadir que Obama ha sido criticado incluso desde la filas de su partido por no haber sido más exigente con BP desde que se produjo la explotación de la plataforma desde cuyo pozo sigue brotando petróleo.
Vía