En octubre de 2011, basada sobre la siguiente definición de esclavitud, la organización de defensa de los derechos de los animales People for the Ethical Treatment of Animals, mejor conocida como Peta, presentó una demanda en contra del parque marino estadounidense SeaWorld en nombre de cinco orcas salvajes capturadas: Cuando un individuo es retirado de su hogar por la fuerza, encarcelado, obligado a trabajar, y privado de su libertad para siempre, se llama “esclavitud”.
Peta intenta conseguir una declaración legal de que estas cinco orcas son esclavas y están sometidas a servidumbre involuntaria, un hecho que viola la 13 Enmienda de la Constitución de Estados Unidos.
Tecnicismos al margen, estoy en contra de que un animal salvaje sea capturado y obligado a hacer cosas para entretenimiento de los humanos.
Y con los animales domésticos podríamos abrir un debate, pero adelanto que dudo que alguien sensible no sienta pena al ver a un burro deslomado por el peso de la carga que lleva.
Sin embargo, Philippa Brakes, bióloga de la Whale and Dolphin Conservation Society del Reino Unido citada por el diario The Guardian, cree que la estrategia de Peta es equivocada.
Brakes cree que, para atraer el apoyo del público, quienes se preocupan por el bienestar de los mamíferos, en cautividad y en libertad, deberían utilizar el cada vez más nutrido cuerpo de información científica que demuestra que éstos son seres inteligentes capaces de sufrir, con el fin de defender el reconocimiento de sus intereses, no como iguales a los humanos sino como seres con derechos.
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