Quizá muchos desconozcan que Vladímir Nabókov fue curador de lepidópteros -mariposas- en el Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard, recolectó insectos por todo Estados Unidos y publicó descripciones detalladas de cientos de especies.
Y en 1945, se le ocurrió una hipótesis para explicar la evolución de las mariposas que estudió, un grupo conocido como Polyommatus azul: éstas llegaron al Nuevo Mundo desde Asia a lo largo de millones de años en una serie de olas.
Como explica The New York Times, pocos lepidopterólogos profesionales tomaron en serio esta idea mientras Nabókov estuvo vivo.
Después de todo, este era un escritor ruso exiliado autor de aquella obra tan controversial que es Lolita.
Pero en los últimos 10 años, un equipo de científicos ha estado aplicando la tecnología de secuenciación de genes a la hipótesis Nabókov acerca de cómo la Polyommatus azul evolucionó.
Tal y como ha publicado en las Actas de Royal Society de Londres, este equipo de científicos cree que Nabókov estaba en lo correcto.
Naomi Pierce, de la Universidad de Harvard, coautora del artículo, comenzó a mirar de cerca el trabajo de Nabókov mientras preparaba una exposición para celebrar el cumpleaños número 100 del autor en 1999.
Para probar la hipótesis, tenía que reconstruir el árbol evolutivo de las mariposas, y estimar cuándo se dividieron las ramas.
Pierce necesitaría su ADN, lo que podría proporcionar más detalles sobre su historia evolutiva.
Trabajando en conjunto con lepidopterólogos americanos y europeos, Pierce organizó cuatro expediciones por separado a los Andes, en busca de la Polyommatus.
De vuelta a su laboratorio de Harvard, ella y sus colegas secuenciaron los genes de las mariposas y utilizaron una computadora para calcular las relaciones más probable entre ellas.
Hallaron que las especies del Nuevo Mundo compartían un ancestro común que vivió hace unos 10 millones de años.
Pero muchas especies del Nuevo Mundo estaban más estrechamente relacionadas con las mariposas de Europa que con sus vecinas.
Pierce y sus colegas concluyeron que las cinco oleadas de mariposas llegaron desde Asia al Nuevo Mundo, tal y Nabókov había pensado.
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