La picaresca más rancia también existe en el reino animal.
Según han encontrado los científicos, un tipo de aves conocidas como drongos imitan las llamadas de alarma de otras especies para robarles comida.
En el desierto de Kalahari las víctimas de este ingenioso truco son los suricatos.
De acuerdo con la investigación, los drongos (Dicrurus bracteatus), unos pequeños pájaros insectívoros de carácter temerario y agresivo, imitan sonidos que asusta y hace esconderse a los suricatos, haciéndoles creer que se acercan depredadores …y dejando buenos bocados instactos, que los drongos nunca desaprovechan.
“Cuando el drongos ve a un suricato con un alimento de gran tamaño como una lagartija o un escorpión, hace una falsa alarma que suena igual que las suyas cuando hay peligro, a pesar de que no había depredadores alrededor“, explica Tom Flores, el estudiante de doctorado de la Universidad de Cambridge que hizo la investigación.
Publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B.
, la investigación también descubrió que los drongos utilizan distintas llamadas para no acabar como el chico que gritó que viene el lobo de la fábula de Esopo.
Así, cambiar el tipo de llamada les garantiza no ser ignorados o, lo que es lo mismo, seguir siendo efectivos.
Una y otra vez, logran que los suricatos crean que un depredador acecha en la zona y no dudan en huir, abandonando sus alimentos.
Un éxito que, según Flores, han conseguido por ensayo y error.
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