Estamos acostumbrados a escuchar noticias trágicas sobre guerras, enfermedades y malnutrición a gran escala desde otros continentes.
Noticias sobre el aumento de la obesidad, la drogadicción, los excesos con el alcohol y el cigarrillo a la vuelta de la esquina.
Y, sin embargo, no debe ser nada comparado con lo que ha vivido la humanidad en otros tiempos, pues la tasa de mortalidad global para los adultos ha caído cerca de 1% al año en los últimos 40 años.
Decir que todos vivimos mejor no parece correcto, pues hay diferencias enormes entre los países y la regiones, de acuerdo con el estudio sobre la mortalidad adulta -medidad como la probabilidad de morir antes de los sesenta años de edad- publicado en la prestigiosa revista Lancet y dirigido por Christopher J.
L.
Murray, fisiólogo y epidemiólogo de la Universidad de Washington.
En general, la mortalidad adulta cayó 19% para los hombres y 34% para las mujeres en los últimos 40 años.
Los hombres en gran parte de África y los países de la antigua Unión Soviética tienen actualmente un riesgo más alto de mortalidad adulta del que tenían en 1970.
En cuanto a las mujeres, Corea del Sur tiene hoy la segunda tasa de mortalidad adulta femenina más baja del mundo, mientras que en 1970 ocupaban la posición número 123 de la calificación.
En medidas de desarrollo tales como el crecimiento del ingreso per cápita y la educación, la tendencia es que la diferencia entre países se reduzca a lo largo del tiempo.
Sin embargo, los hallazgos de este estudio revelan una tendencia contraria: la ampliación de la diferencia entre los países en cuanto a mortalidad adulta.
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