Esta guitarra musgosa es perfecta para cantarle a la vida verde.
De hecho, fue customizada de esta guisa con dicho objetivo por Sebastián Ebarb, un diseñador neoyorquino que quiere poner su granito de arena para salvar los bosques tropicales.
El musgo que la recubre fue tomado de una selva tropical para pegarlo sobre toda su superficie, en un inento de crear una imagen que recorriera el mundo para llamar la atención sobre la necesidad de preservar estos valiosos ecosistemas.
No en vano, las selvas tropicales ocupan el 14 por ciento de la superficie terrestre, y tan sólo el 6% de ellas permanecen intactas.
Siendo más explícitos, la irrupción del ser humano en ellas no es suave, precisamente.
Todo lo contrario, si la cuestión preocupa es porque la explotación sistemática amenaza con destruirlas, como todos sabemos.
Aunque no todo está perdido.
Ebarb es un ejemplo de que todavía hay mucha gente dispuesta a protegerlas.
Los vericuetos de su mente creadora nos llevan a un mensaje bonito, radiante, lleno de esperanza.
Si la guitarra en su conjunto “simboliza la belleza y la gloria” de las selvas tropicales, el musgo representa la mancha verde, como dibujo simbólico.
Es fácil imaginar el musgo como la representación de una masa forestal densa, sana y virgen.
Ahí colocado sobre la superficie de la guitarra bien parece una auténtica selva tropical a vista de pájaro.
Sugerente imagen que nos pide a gritos participar en la causa.
¿Cómo podemos ayudar? Ebarb nos recuerda el tremendo poder que tenemos como consumidores en este aspecto.
O, lo que es lo mismo: nos anima a no ser consumidores compulsivos y practicar las famosas tres erres: reducción, reutilización y reciclaje.
Vía
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