Gracias a los cables diplomáticos estadounidenses que Wikileaks ha hecho públicos, se nos ofrece un panorama general de la situación de los transgénicos en toda Europa, donde estos han encontrado muchas trabas, al contrario que en EE.
UU.
, Canadá, Asia y América Latina.
Aprovechamos los cables filtrados por Wikileaks para ver cómo está el panorama en la Unión Europea, en la que, si Francia lleva la voz cantante contra los organismos genéticamente modificados (OGM), España es su “mayor aliado”.
En primer lugar, en la UE solo se permite el cultivo de maíz transgénico.
Concretamente, de la variedad de la estadounidense Monsanto MON810.
Lo plantan, no obstante, solamente seis países: España (que es la mayor productora), la República Checa, Portugal, Rumanía, Polonia y Eslovaquia.
Se oponen en cambio, Austria, Francia, Alemania, Grecia, Hungría y Luxemburgo.
Estos países aplican la “cláusula de salvaguarda”, que permite a cada país vetar el cultivo si tienen información de que éste constituye “un riesgo para la salud humana o el medio ambiente”.
Francia, por ejemplo, vetó el MON810 por sus “posibles efectos tóxicos adversos a largo plazo sobre las lombrices, los isópodos, los nematodos y las mariposas monarca“.
No lo ve así, en cambio, la empresa afectada, Monsanto, para quien, según uno de los cables, la posición de Francia se explica por lo siguiente:Un acuerdo de facto entre el Gobierno de Francia y Greenpeace y Amigos de la Tierra por el cual el Ejecutivo francés apoyaría el movimiento libre de transgénicos si los activistas miraran para otro lado en las iniciativas nucleares de Sarkozy.
Todo lo cual mosquea a Estados Unidos, que considera que la posición de Francia se debe a motivos políticos más que científicos:La Organización Mundial del Comercio ha indicado que una prohibición es inaceptable según sus normas, y es probable que no nos quede más opción que pedir compensaciones.
Un informe confidencial de la Embajada de París hacia Washington explica lo siguiente: Europa va hacia atrás, no hacia adelante en este proceso, con Francia ejerciendo el papel de liderazgo, junto con Austria, Italia e incluso la Comisión.
Vemos el veto al cultivo como un primer paso, al menos por los anti-OGM, que después se moverán para prohibir las importaciones.
El veto al cultivo del que hablan se votó en la UE el 2 de marzo de 2009, para permitir que cada país pudiera vetar el cultivo de un transgénico.
En tal votación, España votó a favor del veto, algo inusual.
Uno de los cables diplomáticos justifica este inesperado cambio de postura como una forma de agradecerle a Sarkozy que hubiera colado a España como invitada de Francia en el G-20.
Y es que:El Gobierno de España ha sido tradicionalmente un gran defensor del maíz biotecnológico debido a su gran demanda interior para alimentación animal.
Sí, España en todo este entramado es, desgraciadamente, clave.
Clave para que la incursión de los cultivos transgénicos, en su aplastante mayoría de patente estadounidense, no fracase en Europa.
Poco después de que Alemania se sumara al veto del maíz MON810, un informe del 19 de mayo de 2009 incluía el siguiente análisis:Si España cae, el resto de Europa le seguirá.
Esperemos que caiga, la verdad.
Y parece que lo estamos haciendo bien: las movilizaciones de abril contra los transgénicos, unidos al veto alemán y a una votación en el País Vasco ese mismo mes para endurecer la legislación entorno a los OGM, hicieron que Josep Puxeu, secretario de Estado de Medio Rural, contactara con “el encargado de negocios de la embajada” para “expresar su preocupación por la creciente presión sobre el Gobierno de España para prohibir el MON810″.
Y también, que “ha sido la peor semana de mi vida”.
Vía
La llegada de una nueva DANA a España ha puesto en alerta a varias Comunidades tras las olas de calor sofocantes en nuestro país.
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