Por lo menos 30 millones de hectáreas, el equivalente a la mitad de Europa.
Es la superficie de tierra cultivable que, solamente en los últimos seis meses, los países ricos y empresas transnacionales han comprado a los países pobres.
Aumenta el miedo de que estos últimos, a la larga, no puedan producir suficientes alimentos para abastecer a su población.
Alerta de ello un informe realizado por expertos en agricultura de todo el mundo y responsables de Naciones Unidas.
Por lo visto son países como los del Golfo o China los que, preocupados por la seguridad alimentaria, están mayormente detrás de estas adquisiciones.
Estos países no pueden producir suficiente comida para su población, motivo por el cual buscan tierras en otros.
La tendencia se está acelerando.
¿Por qué? Según Olivier De Schutter, enviado especial sobre la temática de la comida para la Oficina del Alto Comisionado por los Derechos Humanos:Todos los países se observan los unos a los otros, y cuando uno ve a otros comprando tierra, hace lo mismo.
Tras la crisis alimentaria de 2008, las importaciones de comida de muchos países golpearon su balanza de pagos, por lo que ahora quieren asegurarse.
Se trata de especular, de apostar en los precios del futuro.
Lo que observamos ahora es que los países han perdido confianza en el mercado internacional.
Sabemos que la volatilidad se incrementará en los próximos años.
Los precios de la tierra seguirán aumentando.
Alrededor de una quinta parte de las compras de tierras se estima que servirán para cultivos de biofuel, pero es imposible saberlo con seguridad.
(Traducción libre)Algunos ejemplos de tratos cerrados por países: Corea del Sur ha comprado 700.
000 hectáreas en Sudán (que también vendió tierras a por lo menos otros 6 países, a pesar de ser una de las naciones más inseguras alimentariamente del planeta), Arabia Saudí ha adquirido 500.
000 hectáreas en Tanzania, un grupo de empresas de Suráfrica está a punto de cerrar un trato por el que se hará con 8 millones de hectáreas en la República Democrática del Congo.
Diferentes estados del Golfo, Suecia, China y Libia también han comprado tierras.
Pero no sólo son naciones, también empresas: algunas de las mayores corporaciones alimentarias, financieras y automovilísticas también han invertido.
La surcoreana Hyundai abonó 6,5 millones de dólares para hacerse con el control de enormes terrenos en Siberia oriental, la también surcoreana Daewoo ha conseguido el derecho de usufructo de 1,3 millones de hectáreas en Madagascar por 99 años, Morgan Stanley ha comprado 40.
000 en Ucrania y Alpcot Agro de Suecia, 120.
000 en Rusia…La preocupación aumenta en los países afectados, sobre todo porque gran parte de la tierra comprada es, justamente, rica en agua y está situada cerca de puertos importantes.
Devinder Sharma, analista para el Foro de Biotecnologia y Seguridad Alimentaria en India, predice conflictos sociales:Externalizar la producción de comida proporcionará seguridad alimentaria a los países inversores, pero dejará un reguero de hambre y escasez de comida para las poblaciones locales.
Las consecuencias medioambientales de la agricultura intensiva (tierras devastadas, acuíferos secos y ecología arruinada por contaminación química) quedarán para esos países.
(Traducción libre)Según el think-tank estadounidense International Food Policy Research Institute, los países ricos gastan en comprar tierras en las naciones en vías de desarrollo entre 20.
000 y 30.
000 millones de dólares cada año.
Vía
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