Se trata de una de las organizaciones de defensa de la naturaleza más conocidas y respetadas (cuenta, como todo bicho viviente, con detractores, claro), y parte de ese status se debe al hecho de que Greenpeace se financia exclusivamente a través de las aportaciones voluntarias de socios y simpatizantes, pero nunca mediante subvenciones o aportaciones de empresas o instituciones.
Por eso fuentes de ingresos como su tienda virtual son importantes no tanto en lo económico como en otros aspectos.
Sus artículos sirven también para crear hábitos respetuosos con el planeta, demostrar que es posible la fabricación de productos competitivos “con materiales y tecnologías limpias” y promocionar sus campañas como en el caso de las camisetas, uno de los clásicos.
Los motivos de las camisetas son variados: La bruja de Blancanieves ofrece una manzana transgénica, un tanque reconvertido en regadera, el planeta transformado en un huevo frito debido al cambio climático,… Todas de algodón ecológico de comercio justo y en torno a 20 euros.
No falta, por supuesto, la camiseta que conmemora el veinticinco aniversario de la organización con el imprescindible arco iris.
Todas forman parte del catálogo de la temporada 2009/2010 que, además del tradicional calendario para el año que viene (por doce euros) incluye juegos de madera y ceras para los peques, delantales, libros, películas, tazas y algunos artículos en los que merece la pena detenerse.
El Bolígrafo tetra-brick reciclado (dos euros la unidad) está fabricado en su totalidad con resina producida a partir de bricks reciclados.
Más reciclaje ingenioso, en este caso para los pequeños amantes de los animales, a quienes les espera un oso de peluche capaz de mantener el calor o el frío (treinta euros) relleno de huesos de cereza.
Ahora que llega el tiempo lluvioso, el chubasquero de patata plantable está confeccionado con bioplástico de fécula de patata cien por cien biodegradable y –valga el neologismo- compostable.
Cuando te quieras deshacer del impermeable, en lugar de tirarlo a la basura, lo plantas y, como incluye semillas de plantas aromáticas y arbustos mediterráneos dentro de una pequeña bola de arcilla, éstas germinarán.
Eso sí, pensando que cuesta veinte euros no creo que te desprendas de él hasta que se rompa.
Eco-artículos de GreenpeaceSeguro que en tu piso, apartamento o estudio podría encontrar acomodo el Huerto Urbano Móvil, un carro con ruedas que pesa menos de tres kilos y que puede alcanzar una capacidad de hasta cien litros de sustrato donde se pueden cultivar todo tipo de hortalizas, especias y plantas medicinales.
Está fabricado en aluminio anodizado y rafia sintética y, como sucede con los muebles de Ikea, te tocará montarlo (los paralelismos con la compañía nórdica acaban ahí).
Eso sí, si inviertes más de ciento cincuenta euros en su adquisición, tendrás que esperar varias cosechas para rentabilizarlo.
Uno de los artículos que más llama la atención es la Cocina Solar Parabólica, diseñada y fabricada en España.
Una invención fabricada en aluminio que permite cocinar sin emitir un gramo de CO2.
El reflector alcanza hasta los doscientos grados de temperatura y seiscientos watios de potencia, por lo que cocer, asar u hornear es tan sencillo como en cualquier otra cocina.
Ocupa dos metros cuadrados, su enchufe es un cielo soleado y habrás de rotarla cada media hora.
Tú sólo tienes que aportar el montaje, 275 euros y, claro, tu recetario personal.
Ah, y los productos de belleza: La línea de Eco-cosméticos incluye crema facial de papaya, gel corporal de granada y té verde, champú de olivo y malva, acondicionador de joroba y leche limpiadora.
No sé si me dan ganas de cuidarme o se me despierta el apetito.
En todos los casos más del noventa por ciento de los ingredientes provienen de la agricultura ecológica certificada.
Una cesta con uno de cada está en poco más de cincuenta euros.
Como guinda, la bolsa de algodón para llevar la compra, esas que ahora se están poniendo de moda a la fuerza (las bolsas de plástico quedarán desterradas por ley).
Greenpeace lleva años promocionándolas y la de la colección de esta temporada -por doce euros- lleva impreso con tinta ecológica el lema Plastic is not Fantastic.
Sentido del humor que no falte nunca.
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