No sólo el sedentarismo y la mala alimentación hacen engordar.
Además de una dieta inadecuada y de la falta de ejercicio físico, hay una serie de cosas que ayudan a redondear nuestra figura.
Muy probablemente, la mayoría ni te las imaginas.
Échales un vistazo…Los científicos han llegado a inesperadas conclusiones al respecto, como por ejemplo, que los niños expuestos a una cepa del virus del resfriado, llamado adenovirus 36, tienen más probabilidades de ser obesos que los no expuestos, según un estudio publicado en septiembre pasado en la revista Pediatrics.
Una vida en ambientes confortables, climatizados, es decir, que tiran de aire acondicionado, puede ser muy cómoda, pero impide al cuerpo luchar contra el frío y el calor, según un artículo de 2006 en el International Journal of Obesity.
Ser una madre trabajadora también aumenta las probabilidades de que los hijos sean más obesos, en relación a los niños con madres amas de casa, según un estudio publicado en mayo en el American Journal of Epidemiology, aunque los investigadores no examinaron la dieta o la actividad física.
Un buen o mal descanso también influye en los kilos.
Según un estudio realizado en 2007 en la revista Archives of Disease in Childhoo, las personas que no duermen lo suficiente aumentan el riesgo de ser obesos a consecuencia de cambios sufridos por el organismo: se estimula el hambre y el cansancio, disminuyendo las ganas de hacer ejercicio, por lo que engordamos, según un estudio de 2009 en la revista Reseñas críticas en Ciencia de los Alimentos y Nutrición.
También puede engordarnos exponernos a la luz artificial durante la noche (puede llevar a ganar peso, independientemente de los hábitos alimentarios y de los niveles de actividad, según un reciente estudio de la Universidad Estatal de Ohio) o la operación de las amígdalas, ya que puede aumentar el apetito de un niño, concluyeron investigadores de la Universidad de St.
Louis en Missouri.
O utilizar la tarjeta de crédito en lugar de pagar en efectivo la compra.
¿Cómo, qué? Sí, aunque parezca increíble, según científicos estadounidenses, los consumidores que pagan en efectivo son más propensos a dejar la comida basura en las estanterías.
Igualmente, las madres cuyas dietas eran altas en grasa durante el embarazo y también las madres mayores son más propensas a tener niños obesos, de acuerdo con numerosos estudios, como el publicado en la revista Archives of Disease in Childhood o en el Journal of American Medical Association.
Y, cómo no, también la contaminación ambiental (bisfenol A, pesticidas, etc.
) podría influir en nuestro metabolismo en este sentido, tal y como concluyen estudios publicados en distintas revistas científicas.
Los genes también marcan nuestro peso y dónde se acumula la grasa, si en la cintura o las acaderas, por ejemplo.
Estudios publicados en la revista Nature Genetics identificaron 18 nuevos marcadores genéticos que podrían desempeñar un papel en la obesidad, y otros tantos que podrían determinar dónde se concentr la grasa.
Y, en doceavo lugar, una causa de obesidad más conocida: los medicamentos, especialmente los que tratan o previenen la depresión, la diabetes, la hipertensión y el embarazo no deseado.
Vía
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