Conozco una receta maravillosa que quiero compartir con vosotros: salsa pesto de menta.
Sólo hay que colocar en un procesador de alimentos un poco de agua, seis tomates en trozos, 20 hojas de albahaca fresca, 10 hojas de menta fresca, dos dientes de ajo, media taza de piñones, dos cucharadas de queso ricota, sal, pimienta y un chorrito de aceite de oliva.
Se procesa hasta que todos los ingredientes estén integrados y la textura sea lo suficientemente suave para verterla sobre la pasta.
Claro que, para que quede realmente buena, hay que tener a mano menta natural, preferiblemente cultivada en nuestro propio balcón.
Es una hierba de fácil cultivo y cuidado, y con usos muy variados.
Lo primero y más importante: esperad a la primavera.
Ya podéis ir comprando una maceta larga y no muy profunda, de las especiales para plantar hierbas aromáticas.
En febrero podéis comprar la tierra, para matar la ansiedad, y el 21 de marzo compraros una planta pequeña de menta.
Excavad bien el suelo, poned vuestra planta, cubrir las raíces y humedeced la tierra.
El resto lo hará ella casi todo.
Mantener la tierra húmeda es muy importante, pero jamás encharcada.
La menta necesita sol para crecer y adquirir un color verde intenso, pero jamás hay que exponerla de forma radical, pues se quemará.
Un lugar en el que tenga sombra durante las horas centrales del día es el ideal.
Sus raíces son superficiales, así que para tener un nuevo brote sólo hace falta cortar un tallo por encima de un nudo (esas protuberancias del tallo) y colocarlo en una nueva maceta con tierra.
Enraizará al poco tiempo.
Nuevamente, la época ideal para plantar los esquejes es a mitad de la primavera.
Esta operación pasa de ser opcional a ser necesaria cuando la planta ha crecido demasiado y las raíces están ya a la vista.
Cuando haya hojas secas –o si tenéis la suerte de que salgan flores- es importante quitarlas manualmente, porque de lo contrario consumirán recursos y entorpecerán el crecimiento de nuevas hojas.
La menta sufre de una sola enfermedad: la roya.
Existen plaguicidas químicos, pero no siempre funcionan y dejan a la planta muy débil.
El mejor método es examinar cuidadosamente cada tallo con frecuencia para detectar a tiempo la plaga -manchas de color naranja en el envés de las hojas- y retirar las hojas afectadas.
Vía
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