Vivir de una manera sostenible en una gran ciudad como New York, buscando tener un impacto nulo sobre el medio ambiente.
Ése era el proyecto del escritor Colin Beavan, y No Impact Man el nombre que le dió a la experiencia.
Él, su mujer, su hija y su perro Frankie han vivido un año en su apartamento en Manhattan llevando una vida con impacto ambiental nulo.
Todo empezó porque sentían que sus convicciones ecologistas y su preocupación por el futuro no tenían una consecuencia directa en la vida cotidiana.
Nuestro editor Valjean diría que estaban en una fase scuppie.
Decidieron que era el momento de vivir siguiendo sus ideas.
Primero una semana de prueba, cambiando algunos hábitos para hacer de sus vidas algo no tan negativo para el planeta, y se dieron cuenta que ganaron calidad de vida.
Seguidamente se plantearon un año para ver hasta qué punto era posible.
Paso a paso fueron cambiando sus hábitos, una cosa detrás de otra.
El primer paso fue no producir residuos, nada de productos o envoltorios desechables, como se plantea nuestra amiga blogger de Life Less Plastic.
El segundo paso fue reducir el impacto ambiental de su comida, consumir productos locales.
En su caso se plantearon un radio de 200 millas, porque local, lo que se dice local, en Manhattan no hay mucho, aunque los huertos urbanos, o incluso huertos de apartamento, pueden iniciarse en cualquier sitio y dan mucha alegría y ricos productos.
Tercer paso: replantearse qué consumimos, cuánto es realmente necesario, y cómo hacerlo de una manera sostenible.
El balance de No Impact Man de la experiencia es positivo: bicicletas, caminar y escaleras sustituyen pagar gimnasio, dejar de consumir lo que no es necesario da una nueva tranquilidad mental y no tener televisión les ha dado más tiempo como familia (y según confiesan, más sexo, esperemos que con condones sostenibles).
Muchos pensamos que la vida sostenible sólo es posible lejos de las ciudades, pero No Impact Man nos enseña que eso no es así, y que todos podemos encontrar la forma de llevar una vida que apueste por el futuro, y que vida sostenible no significa hacerse un ermitaño, ni nada parecido.
Por supuesto, nuestra vida siempre tendrá un impacto en el medio, la forma en que han afrontado este problema en el proyecto de Colin y familia ha sido introducir impactos positivos que compensen y lleven el balance a cero.
De esa manera han donado dinero para replantar árboles, han trabajado en programas de restauración del entorno urbano o han cooperado en centros de recuperación de aves.
Eso ayuda en los balances, pero lo principal son nuestros hábitos y nuestro día a día.
En Ecologiablog te damos unos cuantos consejos sobre cómo hacerlo.
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