Los hay que se muestran reticentes a comprarse un vehículo eléctrico o híbrido porque piensan que tendrán que cambiar a los pocos años el pack de baterías de alto voltaje, gastándose un dineral.
Es falso: hay datos suficientes como para afirmar que tales packs no dan más problemas que cualquier otra parte del coche.
Además, los productores de esos autos, por lo menos en Estados Unidos, están obligados a garantizar el buen funcionamiento de tales packs por 8 años, por lo menos.
Y para demostrar que son fiables, el siguiente dato: en ciudades como San Francisco, por ejemplo, se han sacado de circulación taxis con la friolera de casi 500.
000 km en sus packs de baterías, que nunca han dado un problema.
Todo esto viene a colación porque hace ya algún un tiempo cierto análisis de compañías de seguros calculó que el precio por reparar un Toyota Prius era un 8,4% más caro que su equivalente no híbrido en el mercado.
En parte, porque al haber pocas ventas había pocos repuestos.
Cosa que ya no es así, puesto que el Prius es el vehículo de Toyota que registra las terceras mejores ventas en EE.
UU.
En realidad, parece que a día de hoy sale más barato el seguro de un híbrido (en gran parte, no obstante, porque los que los manejan son más viejos que la media y tienen menos accidentes).
Por otro lado, los híbridos tienen carriles rápidos preferenciales en muchas autopistas de los EE.
UU.
¿Por qué? Porque contaminan menos.
Una política a imitar, creo yo.
Finalmente, otra consideración: ¿lo que se ahorra uno en gasolina compensa lo que cuesta de más un híbrido? Bien, parece que, en honor a la verdad, sólo el the 2010 Mercedes-Benz S 400 Hybrid lo cumple.
Pero también es cierto que, según varios estudios, el que se compra un híbrido no lo hace por ahorrar dinero sino por aportar su granito de arena a un mundo más sostenible.
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