El deshielo polar va al galope, no al trote, tal y como se pensaba, advierte un nuevo estudio de la NASA.
En concreto, las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida, polos norte y sur, respectivamente, están perdiendo su masa a un ritmo más acelerado de lo que se predecía.
Ello derivará, entre otras cosas, en un aumento del nivel del mar que afectará de forma global al planeta, una situación a la que contribuyen más las capas de hielo polares que los glaciares de las montañas, cuyo derretimiento se ha revelado menor, de acuerdo con la investigación.
Así, la amenaza se centra en las capas de hielo polares, concluye la NASA tras analizar los datos de sus satélites entre 1992 y 2009, descubriendo un hecho impactante: las capas de hielo de los casquetes polares perdieron un promedio de 36,3 gigatoneladas más que el año anterior.
Lo que dejó estupefactos a los científicos fue comprobar cómo la teoría había pasado a ser una realidad.
Alucinaron al ver que ya se estaba produciendo “esta mayor contribución del deshielo por parte de las capas de hielo.
Que ya estuviera sucediendo fue sorprendente”, explica el autor del estudio, Eric Rignot, de la Universidad de California.
En el futuro, si el deshielo sigue a este ritmo, y no digamos si la tendencia se acelera, los datos recabados por la NASA hacen temer un aumento del nivel del mar superior a lo previsto por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático en 2007.
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