Los osos polares lo saben bien: la erosión de Alaska va a una velocidad de vértigo.
Sus costas están mermándose al ritmo de unos 14 metros anuales, una disminución que podría causar graves transtornos a las aves playeras migratorias.
Los estudios ya vienen advirtiendo, desde hace tiempo, que la superficie de sus costas disminuye pero, hasta ahora, el asunto preocupaba especialmente por el impacto que ello tiene sobre los osos polares o las accidentadas excavaciones petrolíferas de Alaska.
Ahora, además, hay unos seres vivos que están pasándolo mal: los expertos comienzan a preocuparse por el problema que las plantas petrolíferas y el deshielo podrían causar a las aves playeras migratorias que pueblan su costa.
Los pozos petrolíferos, de Exxon Mobil y Bp plc, son una amenaza para la biodiversidad de Alaska.
En el caso de las aves, impiden el acceso a fuentes de comida necesarias para recargar pilas que les permitan emprender sus viajes migratorios.
A ello se une la veloz disminución de la costa, que agrava los efectos de la contaminación provocada por las excavaciones de oro negro, cuya presencia han obligado a realizar programas de limpieza en la zona que altera el ecosistema de las aves.
Actualmente no hay ningún plan de protección de aves en marcha.
Los científicos están evaluando cuál es el daño que se les está haciendo a los pájaros migratorios que habitan sus costas.
Vía