Si la nueva ley de Residuos fuera un vestido, a los ecologistas les parecería tan caro como estrecho, y demasiado largo a los fabricantes de bolsas de plástico.
Para el portavoz de Medio Ambiente, sin embargo, el traje tiene una hechura muy favorecedora, y es perfecto para un plan que define como “el camino hacia la sociedad del reciclado”.
La normativa obliga a llevar a cabo la recogida separada por materiales (papel, plástico, vidrio y metales) antes de 2015, así como la progresiva eliminación de las bolsas hasta 2018.
También se abre la puerta a la devolución de envases usados, como se hacía antes.
Este buscar trajes a medida viene porque el Parlamento aprobó ayer la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que supuestamente actualiza la legislación para hacerla más “ambiciosa y eficaz”.
Así, al menos, la define el Ministerio del Medio Ambiente en la nota de prensa difundida.
Bonitas palabras, quizás demasiado, a juzgar por cómo ha sido recibida esta ¿benefactora? lluvia: cuatro gotas para el mundo ecologista y devastadora tormenta para los fabricantes de bolsas.
¿Pero, qué les molesta a unos y a otros? Las novedades que trae la normativa tienen una pinta estupenda.
Igual opina Comisiones Obreras, que aplaude el texto por considerar que profesionalizará el sector y generará hasta 14.
000 empleos verdes.
Justo lo contrario que temen los fabricantes de bolsas biodegradables y de un sólo uso: pérdidas de empleo del que es un importante productor a nivel europeo.
Pero hay más peros, advierten desde Greenpeace, Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra.
Según éstos, han quedado fuera del texto mejoras imprescindibles, como la recogida selectiva de la materia orgánica, la prohibición de la distribución gratuita de las bolsas de plástico de un solo uso o la exclusión de la incineración como opción de gestión.
Mirarse en el espejo del modelo alemán, tal y como hace esta ley, tampoco parece buena idea.
Por ejemplo, la devolución de envases (botellas, bricks o latas) permitiría un reciclado sencillo y rentable, pero quizás podría encarecerse si hay que llenar de máquinas trituradoras calles, bares y comercios.
Según los verdes, el sistema alemán de depósito es “caro, incómodo y no mejora las tasas totales de reciclado”, amén de que los actuales sistemas de gestión de residuos del país germano los paga un bolsillo bastante más potente que el nuestro.
Por último, importante mencionar que la ley reconoce por primera vez la certificación forestal, una medida que agradecerán los bosques y, como era de esperar, ha sido aplaudida por la entidad de certificación forestal FSC España.
La certificación forestal FSC garantiza al consumidor que compra productos que proceden de bosques gestionados siguiendo criterios ambientales, sociales y económicos.
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