El calentamiento global está haciendo que las temporadas de polen duren más, creando más ozono en el aire e incluso ampliando el hábitat de los insectos, poniendo en riesgo un mayor número de personas alérgicas a las abejas.
Estos cambios también significarán más personas con problemas alérgicos y asma.
En las zonas húmedas, el moho será un factor de aumento de alergias, mientras que en las áreas más secas la suspensión en el aire del polen y otras sustancias irritantes multiplicará los problemas de hipersensibilidad.
El mes pasado, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos anunció que se considerara el dióxido de carbono y otros cinco gases de efecto invernadero como peligrosos para la salud humana.
Esta declaración puede conducir a cambios en la legislación, como por ejemplo un reglamento más estricto para el uso de combustibles en los vehículos.
Los inviernos actualmente son más cálidos y húmedos, lo que conduce a un aumento de las alergias estacionales, de acuerdo con el doctor David Peden, director del centro de medicina ambiental, asma y de pulmón, de la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos.
Peden también dice que los niveles de ozono son más altos, lo que provoca más síntomas de asma.
Entonces, ¿cuál es la mejor forma de protegerse ante lo inevitable? Lo de toda la vida: ser conscientes del problema es el primer paso.
A continuación, asegurarse de que saben específicamente a lo que usted es alérgico y ser consciente de los ciclos del polen y moho para que se pueda atacar el problema cuando los niveles son altos.
El clima está cambiando a un ritmo sin precedentes.
Tanto si se trata de un ciclo natural, o si los seres humanos son la causa, los expertos señalan que tenemos que reconocer que está ocurriendo.
Cada pequeño paso (como el uso de bombillas fluorescentes compactas) es importante.
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