Durante la primera ronda, en la ciudad alemana de Bonn, de conversaciones de Naciones Unidas para lograr un nuevo pacto mundial de reducción de emisiones de CO2 que sustituya al Protocolo de Kyoto en 2013, Greenpeace ha presentado un estudio que arroja luz en las negociaciones sobre cómo reducir las emisiones de CO2 a partir de la deforestación evitada en los países pobres (REDD).
Concluye que aprobar créditos de REDD en los mercados de carbono rebajaría el precio del CO2, lo que empujaría a los países ricos a compensar su nivel de emisiones de forma barata en vez de realizar las urgentes reducciones de emisiones dentro de sus fronteras.
Se la circunstancia que la deforestación, que sobre todo golpea los trópicos (Brasil e Indonesia principalmente), representa alrededor del 20% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
En un post anterior, vimos que se trata de una de las formas más baratas y fáciles de luchar contra el cambio climático.
Si bien en el Protocolo de Kyoto no se contempló, hay bastante consenso como para incluir la llamada “deforestación evitada” (herramienta por la cual un país obtendría derechos de emisión de CO2, o créditos de carbono, por su buena política de conservación de bosques) en el nuevo pacto global que debe alcanzarse en Copenhague en diciembre.
Pues bien, el peligro, según Greenpeace, es que la aplicación de tal medida, y su introducción en los mercados de carbono globales, podría traer como consecuencia el desplome de hasta en un 75% los precios de CO2.
Consecuencia: sería contraproducente en los esfuerzos globales para frenar el calentamiento global, básicamente porque, en la práctica, no reduciría las emisiones activas y se estimularía el fraude.
¿Por qué? Básicamente porque los países en vías de desarrollo dejarían de invertir en tecnologías limpias que reduzcan la cantidad de emisiones en favor de programas de conservación de los bosques o reforestación.
Sí, se conservarían los bosques, pero seguiríamos contaminando tanto o más.
Por ello, Greenpeace cree que, por un lado, los mercados de carbón deberían limitarse a fomentar tecnologías limpias y renovables en sectores industriales clave.
Por otro, los países ricos deberían alcanzar un compromiso adicional en torno a la deforestación tropical para ayudar a financiar la protección forestal en los países pobres.
Una posible solución sería la creación de un nuevo fondo forestal a tal efecto.
La organización ecologista considera pues que incorporar medidas de protección de los bosques en el mercado del carbono es un error.
No se llevará a cabo la conversión a la tecnología limpia y renovable tan necesaria, y se incentivará en cambio el seguir operando con la actual, que resulta tan negativa para el medio ambiente.
Tal y como lo expresa el responsable de política forestal internacional de la organización, Roman Czebiniak:Los créditos forestales baratos suenan atractivos, pero un examen minucioso muestra que son una opción peligrosa que no salvará los bosques ni ayudará a luchar contra el cambio climático.
De todas las opciones actuales para financiar la conservación de los bosques puestas encima de la mesa, esta es la peor.
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