El café despierta tus sentidos, pero también otras muchas cosas.
Bien aplicado, puede abrirles los ojos a tus plantas (abono), a tus muebles, incluso avivar tu belleza natural.
Si quieres comprobarlo lo tienes fácil: sólo has de seguir los siguientes consejos que te proponemos en este post.
Como ya os dijimos, entre otros usos, el residuo de la decocción de café es un buen aliado para absorber olores, abonar las plantas o, incluso, repeler las pulgas de nuestras mascotas.
Pero aún hay mucho más.
Por ejemplo, puede ayudarte en las tareas domésticas o, por increíble que parezca, mejorar tu celulitis.
Además de ser eficaz contra la grasa (basta frotar con una esponja sobre cacerolas, platos, sartenes, etc.
), si lo viertes en pequeñas cantidades por el fregadero cada semana, prevendrás los atascos de las tuberías, sin peligro para el medio ambiente ni tu salud.
Y si lo mezclas con las cenizas antes de limpiar la chimenea, conseguirás recogerlas mejor, evitando el polvo que producen cuando se esparcen.
¿Y qué hay de la celulitis? También la combate.
Gracias a cafeína que contiene, descongestiona y drena tu piel.
Puedes aplicarlo directamente, humedecido en agua, mezclarlo con aceite de oliva, el gel o con una exfoliante.
Otros usos: teñir papel, ropa o huevos de pascua (mezclarlo con agua caliente), suavizar los rayones de los muebles, hacerte una mascarilla facial revitalizante (mezclarlo con una clara de huevo) o ahuyentar a los gatos de las plantas (añadir también cáscaras de naranja a la tierra).
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