Una vida larga y feliz, eso que todos ansiamos, podría ser algo que viene en el mismo paquete.
Al menos, es lo que afirma una nueva investigación hecha con orangutanes en cautividad: los ejemplares catalogados como más felices por sus cuidadores también vivieron más tiempo.
Según ha demostrado este curioso estudio, la felicidad llama a la vida, aunque seguro que a estas alturas del post ya hay lectores que andan torciendo el gesto ante la idea de querer unir los conceptos de felicidad y cautividad.
También a mí me cuesta, así, de buenas a primeras, pero en el estudio simplemente se evalúa la felicidad como termómetro del estado de ánimo (buen o mal humor) y de su relación (positiva o negativa) con los demás animales con los que se convive.
Por supuesto, no han sido los orangutanes los que han respondido a las cuestiones de los científicos.
En su nombre, lo han hecho sus cuidadores, repondiendo según sus observaciones, y también imaginando ser los animales sobre los que se les preguntaba.
De los 184 orangutanes estudiados, los considerados como más felices por sus cuidadores también fueron significativamente más propensos a sobrevivir hasta siete años más de media, al margen de factores como el sexo, la edad y la especie.
Ahora, vayamos al meollo del estudio, a su aportación.
Además de dar un paso más en mejorar el bienestar entre los animales cautivos, estos resultados podrían ayudar a entender cómo evolucionó la felicidad en todos los primates, incluidos nosotros mismos, explican el líder de la investigación, Alexander Weiss y sus colegas de la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Arizona.
Interesantísimas, las palabras de Weiss:Ya hemos demostrado que ciertos rasgos de personalidad relacionados con el gozo tienen la misma base genética en seres humanos y chimpancés.
Así, el estudio de estas relaciones a través de una amplia gama de especies podrían dar una visión fascinante de las bases de la evolución de la felicidad, la depresión y otras características psicológicas que afectan las vidas de los seres humanos y, muy probablemente, a una amplia gama de otras especies.
Una teoría de cómo evolucionó la felicidad es la selección sexual, pues una persona feliz puede ser más atractivo para el sexo opuesto, ya que es probable que viva más tiempo, y viceversa.
En este punto sugiero que en el futuro otros investigadores visiten sitios web de citas para descubrir si los perfiles de las personas que se valoran como más felices son más populares.
Aunque la felicidad se ha relacionado con una mayor vida útil en los seres humanos, y ahora también en los orangutanes, la base de esto aún no ha sido entendida.
Es poco probable que la felicidad haga una vida más larga, la asociación es más complejo.
En lo que respecta a los orangutanes, el siguiente paso será evaluar si la felicidad y la salud se rigen por los mismos genes.
(Traducción libre)Vía
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