Para las madres que alimentan un sentimiento de culpa por casi todo lo que involucra a sus hijos, he aquí una leña más para el fuego: investigadores de las universidades Americana, Cornell y de Chicago, señalan que por cada diez horas que una madre está ausente cada semana, el peso de sus hijos aumenta una media de uno y medio por cien.
Estos investigadores utilizaron datos de un Estudio sobre Cuidado Temprano del Niño y Desarrollo del Joven, el cual estudió a 900 niños de diez ciudades de Estados Unidos.
Hallaron que el número total de años que las madres han estado empleadas -fuera de casa, supongo- tiene una influencia pequeña pero acumulativa en el peso de los niños, que puede conducir al sobrepreso.
De acuerdo con el diario inglés The Telegraph, que cita el estudio, cada seis meses de trabajo realizado por la madre añade aproximadamente medio kilogramo al peso de su hijo.
¿Las causas? El diario dice que no están claras.
Una posibilidad es que los padres trabajadores tienen un tiempo limitado para comprar y preparar comida, por lo que el niño se alimenta con frecuencia con platos precocinados o come en restaurantes.
Parecen, sin ánimos de restar mérito al trabajo científico, unas conclusiones destinadas a torturar a las madres que trabajan fuera de casa.
El hecho de que se refiera específicamente a éstas es el detalle, tomando en cuenta que hay madres que no trabajan y aún así están ausentes de la casa durante mucho tiempo cada semana.
Lo más curioso es que los cambios en la actividad física de los niños, el tiempo sin supervisión y el tiempo dedicado a ver la televisión, de acuerdo con el diario, no explican la relación entre el empleo materno y el peso de los niños.
Vía
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